Se hubiese llamado Paola
Soy el hombre de las bombillas,
tu futuro queda aquí,
haremos que veas la realidad:
romperemos las luces.
Suenan las campanas en mi alma,
todo el tiempo,
siempre solo,
siempre el eco.
Pesado como el pasado,
no hace falta que te repitas.
¿Un amor? ¿una vida?
lo siento cariño,
pero no lo entiendo.
El dolor no ve el cielo
ni tiembla ante la vida,
no llores, cada día
no es más que otro día.
El mundo, tu dices, no siente,
y yo me pregunto:
¿qué quieres?
¿qué me dices?
Hermano, ¿me comprendes?
Es tiempo de apasionantes luces
en mi pensamiento.
La voz dijo: “está caliente”,
la voz dijo: “está caliente y te quiere”.
Tu ciclo no ha acabado.
Te veré sobre el árbol,
humeante como un pastel,
y te saborearé con pasión.
Fulgurantes colores,
fáciles de ver,
te confortan.
© Esteban Gutiérrez Gómez
Pesado como el pasado,
no hace falta que te repitas.
¿Un amor? ¿una vida?
lo siento cariño,
pero no lo entiendo.
El dolor no ve el cielo
ni tiembla ante la vida,
no llores, cada día
no es más que otro día.
El mundo, tu dices, no siente,
y yo me pregunto:
¿qué quieres?
¿qué me dices?
Hermano, ¿me comprendes?
Es tiempo de apasionantes luces
en mi pensamiento.
La voz dijo: “está caliente”,
la voz dijo: “está caliente y te quiere”.
Tu ciclo no ha acabado.
Te veré sobre el árbol,
humeante como un pastel,
y te saborearé con pasión.
Fulgurantes colores,
fáciles de ver,
te confortan.
© Esteban Gutiérrez Gómez
5 comentarios:
Las luces a veces se apagan, por un tiempo, para siempre. El amor y la capacidad de continuar hace que volvamos a sentir cerca de nosotros manos que encienden luces, que las encienden sólo para nosotros, y las sentimos, y las volvemos a ver.
Un beso fuerte.
Un abrazo, Baco, y gracias por estas luces que tanto se dejan ver y leer en mi tarde dominical y mojada.
Paz y Rilke.
Daniel.
Gracias, Ada.
Tú que sabes lo que entierra esta poesía, conoces su valor.
Un beso.
Daniel, las luces desdibujadas tras la cortina de agua...
Salud y Cortázar.
El sinsentido duele y ciega.
Un fuerte abrazo y un beso.
Así es, Luisa.
Debemos asumir también que ver la luz es un milagro que está en manos humanas (y, por tanto, manos defectuosas).
Un beso
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