El escriba, de Robert y Shana ParkeHarrison

El escriba, de  Robert y Shana ParkeHarrison
"Un libro debería ser un hacha para romper el mar congelado en nuestro interior" "¿Por qué la gente del futuro se molestaría en leer el libro que escribes si no les habla personalmente, si no les ayuda a encontrar significado a su vida?" J.M. COETZEE ("VERANO")

29/6/10

Es hora de embriagarse...con poesía


Ya está a vuestra disposición el nº6 de EHdEcP, la publicación de La Vida Rima dedicada por entero al mundo poético (poemas, poesía visual, fotografía poética, poemas en prosa).
En este número tienen cabida poetas como Danilac, Ángel Muñoz, Ricard Millás, Mar Lozano, Ruth Miguel, Salvador Medina Barahona, Jesús F. Galaz, Majo Lemos, Alejandra Novoa, Jesús Vila, Marcos Rodríguez, Samuel Rubinos, David Fernández Rivera, Chema Barredo, Carmen Garrido, David Bobis, Escandar Algeet, Leire Olmeda, María Villa, Ana Pérez Cañamares, Javier Belinchón y Andrés González Andino, o ilustradores como Eva Monogatari, Bárbara Butragueño, Tesa y Marcus Versus, que firma la portada. Muy pronto aparecerá la versión impresa, pero mientras tanto más vale que disfrutéis de sus páginas digitales de altura.
(usurpado a Luigi. Gracias, maestro)


24/6/10

Un poema de Bacø


Cosas para reciclar

He construido
un mundo
un laberinto
una nube.

He escrito
versos cuentos
testamentos
cartas al futuro.

He plantado
árboles
mujeres
y amigos.
Y he tenido
un hijo
una amante
y cientos de botellas
de las que libar.

Soy, se puede decir así,
un hombre pleno:
son los rastros
de mi paso
por la vida.

Ya sabéis,
todo junto
al contenedor verde.


Bacø, 2010

18/6/10

Un relato de David González



La mayoría de vosotros lo sabéis, pero no está mal que os recuerde que tengo un blog dedicado sólo al cuento. Se llama como mi primer libro, El laberinto de Noé, y acabo de publicar un relato de David González. Que lo disfrutéis.

15/6/10

¿Qué hice ayer?

Además de Marillion, Sober y Motorhead, disfruté de esta puta maravilla de grupo.

En palabras de MA, que era la primera vez que los veía: "el mejor concierto de su vida".

Salud&Rock



14/6/10

¡ALERTA! ¡DEFCON-2! ¡VINALIA ATERRIZA!


El Espacio Exterior no tiene límites
y nosotros no tenemos prisa.
El Futuro nos pertenece.
(M.A.Martín dixit)
YA PUEDES RESERVAR TU EJEMPLAR DE VINALIA TRIPPERS
Pedidos & colaboraciones:vinaliatrippers@yahoo.es

7/6/10

Billie Holiday

Os recomiendo la lectura de este artículo. No tiene desperdicio y os llegará muy adentro.






Billie Holiday, ante su primera canción
En su inicio los burdeles y el jazz eran la misma sustancia. La niña bebió aquella música del propio manantial. Su voz de gata herida y humillada en su constante rebeldía de saltar por todos los tejados fue el comienzo de su leyenda

MANUEL VICENT
21/11/2009
(extraído de Babelia, suplemento cultural de El País)




Cuando Billie Holiday, de nombre Eleonora, nació el 7 de abril de 1915, su madre tenía 13 años y su padre era todavía un chaval de pantalón corto que iba dando patadas a las latas por la calle. Sucedió en Baltimore, ciudad famosa entonces por sus ratas. La madre se fue a Nueva York a fregar escaleras; el padre se enroló en una banda de jazz y desapareció. La niña fue entregada a los abuelos, que vivían en una casita de madera repleta de tíos, sobrinos y primos hacinados. Eleonora a los 10 años ya estaba desarrollada como mujer y tuvo que cambiar los patines y la bici por un cubo, un cepillo y algunos trapos. Aparte de este oficio heredado de la madre, la niña tenía el trabajo de resistirse cada noche a las acometidas de macho cabrío de sus primos en su cama.
En la esquina de su casa estaba el burdel que regentaba Alice Dean, donde Eleonora comenzó a hacer recados y servicios para el ama y las chicas. Iba a la tienda, subía y bajaba palanganas, ponía y retiraba la pastilla de jabón Lifebuoy, lavaba las toallas, todo por cinco centavos, pero la niña prefería no cobrar si a cambio el ama la dejaba escuchar a Louis Armstrong y a Bessie Smith en la victrola instalada en su sala de estar. Fue allí donde oyó por primera vez cantar sin palabras, sólo con sonidos del alma en la garganta que se acomodaban a su estado de ánimo. En su inicio los burdeles y el jazz eran la misma sustancia, en esos antros se codeaban blancos y negros de manera natural, algo que no sucedía en las iglesias. La niña bebió aquella música del propio manantial. Ella dijo un día: "Si hubiera oído cantar a Bessie en la casa de un pastor, no me hubiera importado hacerle gratis los recados".
A los diez años estaba enamorada de la actriz Billie Dove. Imitaba sus movimientos, su peinado, pero en la calle se fajaba a golpes con los niños de su edad y su padre, que la creía un marimacho por eso, comenzó a llamarla Bill. Era el nombre de su heroína. Billie. Y lo adoptó. El padre era trompetista. Durante los viajes con una orquesta de segunda iba haciendo hijos a otras mujeres por el sur y de pronto lo veían entrar por la puerta y al día siguiente desaparecía. La madre regresó de Nueva York y tomó huéspedes en casa para sobrevivir. La niña a los 10 años llevaba calcetines blancos y zapatos de charol que robaba en las tiendas, por lo que la bisabuela, que había sido esclava y leía mucho la Biblia, la llamaba pecadora.
Una tarde de verano uno de los huéspedes, un cuarentón llamado Dick, cogió de la mano a la niña y se la llevó a una casa con la excusa de que allí la esperaba su madre. Era un prostíbulo. Metida en una habitación comenzó a violarla. La niña se defendió con gritos y patadas, pero una mujer le sujetó la cabeza para que no le mordiera mientras el hombre se satisfacía. Por una vecina, amante despechada del violador, la madre supo adonde habían llevado a su hija. Llamó a la policía y la niña ensangrentada fue conducida al cuartelillo. Allí el sargento observó el volumen de los pechos y la consistencia de las piernas y a su alrededor comenzaron las miradas obscenas y las risitas. Permaneció varios días en la cárcel. Violada, con 10 años, Billie fue juzgada por un tribunal junto con su agresor. A él le condenaron a cinco años; ella fue encerrada en un correccional católico, regido por monjas robustas, donde la vistieron con un uniforme blanco y azul; a continuación, según el reglamento, cambiaron su nombre por el de una santa y a partir de ese momento Billie se llamaría Teresa.
Cuando una chica se portaba mal las monjas la vestían de rojo y prohibían a las demás que le dirigieran la palabra. Hay que pensar que durante los años que estuvo Billie enclaustrada en aquella institución el color del diablo era el que más veces lució aquella niña rebelde. Fue por Pascua cuando usó por primera vez el vestido rojo y así se presentó ante su madre que fue a visitarla llevándole dos pollos fritos, una docena de huevos duros y algunas golosinas. La monja capitana condenó a la cría a presenciar cómo las compañeras devoraban su comida sin que ella pudiera siquiera alargar la mano y luego la encerró durante toda una noche en una habitación a oscuras donde estaba el cadáver de una chiquilla que se había partido el cuello al caerse de un columpio.
Al salir del correccional, cosa que consiguió bajo amenaza de suicidio, Billie abandonó Baltimore y se propuso no cesar de caminar hasta llegar a Harlem. Sólo tenía 13 años y estaba muy desarrollada. Había perdido la virginidad con un negro trompetista en el suelo de la casa de su abuela, que la dejó sangrando y dolorida, de modo que odiaba el sexo, pero ya sabía en qué clase de perro mundo había caído. Llegó a la estación de Pensilvania de Nueva York sin equipaje, salvo un cesto con un pollo que devoraba sentada en los bancos de la calle. Se encontró con su madre y comenzó de nuevo a fregar suelos, esta vez en casa de una señora alta, gruesa y holgazana, que le gritaba y la llamaba negra con un tono despectivo. Fue la primera vez que oyó esa palabra como un insulto. La niña le estampó un jarrón en la cabeza. "Tiene que haber algo mejor que esto", se dijo. Sabía que nunca podría ser una buena criada.
Su madre la llevó a una casa lujosa de pisos en la calle 141 de Harlem cuya dueña se llamaba Florence Williams. No en vano había vaciado palanganas y lavado toallas en casa de Alice Dean, por eso supo enseguida que aquello era un prostíbulo. Comenzó a trabajar a 20 dólares, cinco para la dueña, preferentemente con blancos, de ésos con mujer e hijos que tienen que volver pronto a casa, nunca con negros desde que uno de ellos, un garañón inmenso, de esos que te dicen: "¿Te gusta, nena?", mientras te destrozan, la dejó varios meses fuera de combate. Un día le negó sus favores al rey del Harlem, un tipo duro llamado Big Blue Rainier, amigo de la policía. ¿De modo que una negra no quiere acostarse con un negro? El tipo la denunció por ser menor de edad y Billie fue a parar otra vez a la cárcel.
A los 15 años iba un día por la calle 133 llena de antros de música, dispuesta a cualquier trabajo con tal de conseguir cincuenta pavos que le exigían a su madre para evitar que le echaran el colchón por la ventana. Entró en el garito Pod's and Jerri's, un local de swing y pidió cantar. Mandó al pianista que tocara Trav'lin All Alone. Al sonar aquella garganta se hizo el silencio en el que hubiera podido oírse un alfiler si caía en el suelo. En ese local las chicas tenían que recoger con los genitales las propinas que los clientes dejan en las mesas. Billie Holiday se negó a pasar por esa humillación. Un caballero le dio los dólares en la mano y debido a su orgullo las compañeras comenzaron a llamarla duquesa o Lady Day. Aunque una de las golfas del cabaré dijo que Billie cantaba como si apretaran los zapatos, la verdad es que cantó la primera canción con la voz de una gata herida y humillada en su constante rebeldía de saltar por todos los tejados. El dolor continuaría hasta el final de su vida. La leyenda de esta reina del swing no había hecho más que empezar.

5/6/10

Presentación del poemario de Ángel Cerviño ganador del Premio Ciudad de Mérida 2009





Remate de males

en la reunión del grupo de autoestima el primero en hablar fue el muerto / evocó recuerdos de su autopsia / pero ni con esas consiguió interesar al resto de los dolientes / algunos que estaban fumando fuera se hicieron los distraídos y no entraron hasta bastante después de que el moderador hiciera sonar la campanilla señalando el inicio de la sesión / otros miraban abstraídos al techo / incluso dos del fondo lo estaban pasando en grande cuchicheándose al oído algo terriblemente jocoso / cuando terminó el muerto se sentó / pues aquí se habla desde el sitio de cada uno / el que quiere intervenir se levanta y ya está / hace tiempo que se eliminaron las salidas al estrado para facilitar las cosas a los más retraídos / el siguiente que se decidió a hablar fue el heterónimo / se mostró excesivamente formal y atildado / cargando la suerte en la etiqueta convencional de esta clase de encuentros / me llamo fulano / soy un heterónimo / y todo ese rollo en argot de rehabilitación / se quejó de que no tenía ombligo / es lo único que recuerdo / el moderador tuvo que agitar esta vez con energía la campanilla para despertarnos y conseguir que alguno se animara a continuar / el que se levantó / en realidad se puso de pie sobre su asiento / fue el muñeco del ventrílocuo / que suele mostrarse muy locuaz en cuanto el individuo del esmoquin le retira la mano del interior de la garganta / él lo trae a las reuniones y lo recoge al final sin decir palabra cuando ya estamos empezando a salir / pero nunca se queda a escuchar / actitud que los demás consideramos de un pudor exquisito / el muñeco carraspeó y comenzó su charla con una hermosa voz aterciopelada / modulando y separando cada sílaba como un verdadero profesional / dijo que le costaba relacionarse con el mundo cuando se encontraba fuera de la realidad franca y sin dobleces de un plató o de un escenario / lugares donde una historia puede desarrollarse sin interferencias / con absoluta claridad / con la iluminación medida y el sonido calibrado en tono e intensidad / dentro de un espacio perfectamente delimitado y diseñado con vocación de sentido hasta en los detalles más modestos / dijo que cuando salía a la calle el espectáculo le resultaba confuso / demasiados estímulos encabalgándose unos sobre otros / penosa iluminación / mucho ruido / fragmentos de conversaciones apenas inteligibles / un desorden aterrador que lo atenazaba y se negaba a salir durante semanas del arcón si no era para las actuaciones / parecer ser que se quedaba allí doblado en posición fetal / con los ojos cerrados / sin responder siquiera a los cariñosos o preocupados golpecitos sobre la tapa / la suya fue una intervención bastante deprimente / que en parte explica la cara apagada y el gesto decaído del tipo que lo maneja cuando entra para llevárselo / ahora sí que nos costó coger otra vez el tono / el siguiente en levantarse fue el escritor de anuncios autista / un verdadero maestro de la persuasión en sus buenos tiempos / sus intervenciones suelen tener un punto de sorpresa y una cuidada puesta en escena / en esta ocasión se limitó a mantenerse erguido mirando en redondo a la concurrencia durante unos quince minutos / sin decir palabra / todos respetamos su elección tal como orientan las reglas / cuando dio por concluido su turno simplemente volvió a sentarse / alguno con los ojos semicerrados no se percató de que había terminado hasta que oyó hablar al siguiente / que fue el pintor iconoclasta / parecía muy alterado y su intervención resultó balbuciente / errática / y un poco peor que incomprensible / comenzó diciendo algo sobre las sombras de los gatos / más tranquilas que las de los perros a su parecer / aunque por contra más temerosas de las tormentas / luego no se sabe cómo ya estaba describiendo imágenes de algún sueño / fragmentos inconexos mezclados a trompicones con recuerdos de su infancia / que resultaron ser lo único mínimamente inteligible / pero al momento lo estropeó todo lo que pudo / que fue bastante / cuando anunció que para terminar iba a recitar unos poemas / todo el mundo sabe que aquí no venimos a pavonearnos / y mucho menos a hacer de extras mientras otro se pavonea / aquí cierto tipo de cosas no están bien vistas / así que en cuanto empezó se oyeron los primeros murmullos recriminatorios y el removerse de la gente en sus asientos para comentar con gestos el despropósito / pero él siguió a lo suyo y acababa de declamar algo así como / “solos tú y yo y el puto Tao” / cuando alguien le gritó / pero qué chamuyas loco / y ahí se montó el quilombo / él se abalanzó / el otro no se acobardó / volaron sillas y golpes / y al rato lo sacaron de la sala / aturdido / con la cara ensangrentada / y ya fue imposible continuar / la reunión se terminó en la calle / todos hablando a la vez / entusiasmados / despidiéndonos con abrazos / y jurándonos unos a otros que ni borrachos faltaríamos a la cita la próxima semana /



(Texto perteneciente a El ave fénix solo caga canela. DVD Ediciones.2009)

Ángel Cerviño
WEB de Ángel Cerviño


La presentación del libro en Madrid será el

martes 8 de junio

a las 19:00 horas

en la Librería La Central.

(pincha abajo para ampliar la información)


4/6/10

"Alfabeto de cicatrices": nuevo poemario de Ana Pérez Cañamares



AUTORRETRATOS
A LLuis Pons Mora



Hay narcisistas de gayola
egocéntricos de soliloquios
ególatras de museo y obelisco
egoístas que siempre barren para casa
aunque ya no les quepa más mierda.
Luego estamos también
los que sólo pintamos
autorretratos
con paleta de colores oscuros.
Cuando están terminados
sacamos la navaja
y firmamos el lienzo
con una cicatriz
de esquina a esquina.












BUENAS INTENCIONES



Tú pones la comida
para los gatos callejeros;
pero no sabes si son las ratas
las que dejan el plato vacío.









ANDAR SOBRE LAS AGUAS

La que yo era se ahogó en el mar
de las infinitas posibilidades.
No las extraño. La vida empezó
donde aposté y perdí.
En ese momento el agua se tensa
y se convierte en camino.












FIRMA EN LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID:

Alfabeto de cicatrices
Ana Pérez Cañamares
Ed. Baile del Sol
.
Sábado 5 de junio
18 h.
Caseta 262

3/6/10

El Tejedor en Madrid, presentaciones


Pincha sobre la imágen para ampliar la información. La presentación y recital del sábado será a las 20:00 horas, no a las 22:00 como pone el cartel.

1/6/10

Poemario del mes: "Memoria de la nieve", de Julio Llamazares



MEMORIA DE LA NIEVE
JULIO LLAMAZARES
(HIPERIÓN, 1985)
Por María Jesús Silva

La memoria de la nieve es el legado de una forma de vida, de una tradición, de unas condiciones. Todo este conjunto provoca una emoción y un sentimiento que se instala para siempre en el corazón del poeta. Esa es la esencia en la que se forja el día a día.

Todo queda unido por el amarillo que es el color de sus días, del silencio; y la nieve, que envuelve su alma, que simboliza lo eterno en su vida y le acompaña el resto del tiempo.

La memoria permanece más allá del presente, es la que sujeta el incierto futuro, nada queda fuera de ella y ella es la que marca el siguiente paso.

“Mi memoria es la memoria de la nieve. Mi corazón está
blanco como un campo de urces.
En labios amarillos la negación florece (…)”


Algunas de las figuras retóricas que encontramos en el poemario:

La topografía, descripción de un lugar, aparece en casi todos los poemas, a veces de una forma indirecta, pero es la figura que conduce los versos.

Ej: poema 9
De nuevo llega el mes de las avellanas y el silencio.
Otra vez se alargan las sombras de las torres, la plenitud
Azul del huerto familiar.
Y en la noche se escucha el grito desolado de las frutas
Silvestres. (…)


El retrato, descripción tanto moral como física de la persona.

Ej: poema 5
Hace ya mucho tiempo que camino hacia el norte, entre
zarzas quemadas y pájaros de nieve.
Hace ya mucho tiempo que camino hacia el norte, como
un viajero gris perdido entre la niebla.
Una verdad cifrada dejé atrás: el humo denso y obsequioso
de los brezos y la alegría de mis padres en el
anochecer.
En el camino del norte, sin embargo, sólo mendigos locos
me acompañan.
Duermo bajo sus capas en las noches de invierno.
Les digo este relato para ahuyentar el miedo.


Epifonema, reflexión final resultado de afirmaciones anteriores

Ej: poema 12
(…) Sólo por no olvidar el viejo río de los muertos.
Sólo por no olvidar su cuajada esperanza.
Sólo por no olvidar las lánguidas riberas del país de
las abejas.
Sólo por no olvidar, cien años hace ya que no nos mira.


Máxima o sentencia, reflexión final sobre la vida o el mundo.

Ej: poema 11
En algún tiempo hubo dioses que dirigían entre la niebla
las flechas de los jóvenes guerreros y derramaban
sustancias astrales sobre los labios de los moribundos. (…)
En algún tiempo hubo un dios por cada hombre sobre
la tierra.
El apóstrofe o invocación nos permite dirigir la palabra a personas o cosas ausentes.


Ej: poema 12
Todo lo aprendí de quien nunca fue amado: la nieve y
el silencio y el grito de los bosques cuando muere el
verano. (…)
Pero ahora ya la nieve sustenta mi memoria. Y el silencio
se espesa tras los bosques doloridos y profundos
del invierno.
Por eso puedo navegar sin velas. Por eso puedo remar
sin remos. (…)


Símil, compara un hecho real con otro imaginario de cualidades análogas.

Ej: poema 15
Rojo es el vino sobre los brezos, derramado en la tarde
por arrieros sin nombre.
(Sus sombreros de fieltro entre los abedules.)
Rojo es el silencio de los bardos errantes y el color de
las túnicas de los viejos guerreros. (…)
También tu cuerpo es rojo –como vino o deseo- cuando,
sobre los brezos, te derramas y extiendes y gritas
dulcemente.


La pregunta retórica, expresa sentimientos con interrogaciones o constituye interrogaciones que, simplemente, no esperan respuesta.

Ej: poema 30
¿Qué espero aún de la espiral del tiempo, de esos cuerpos
epílogos que suenan en los bosques?
¿Quién atardece junto a mi corazón helado? (…)


La anáfora aparece en muchos de los poemas, esa repetición ralentiza la narración que pretende detener el tiempo y que refuerza el recuerdo.

El pretérito imperfecto es la forma verbal más utilizada, adecuada para las abundantes descripciones que contienen todos los poemas.

La adjetivación es importante, utiliza sobre todo los calificativos y los descriptivos, la usa de una forma moderada, no hay abuso, sino una precisión en los adjetivos utilizados, no hay ninguno puesto al azar, son exactos. Hay algún ejemplo de adjetivo ante puesto produciendo un efecto evocador y afectivo.

Opinión Personal:

Es un poemario que lleva a cuestas la cadencia de los días. Cargado de imágenes metafóricas unidas a un tiempo y a un espacio que el autor refleja en lo eterno: la nieve y el paso del tiempo. Ambas cosas se descomponen: la nieve en agua que se filtra, el tiempo en memoria que nos habita. Esto no permite quedarnos atrás, sólo esa memoria guarda el conjunto de vida, como pequeños copos que se van posando. El olvido aparece como un efecto destructor que desemboca en la tristeza amarilla, en el sosiego de la añoranza, en ese símbolo del viaje de la vida unido a la desaparición de las gentes y las cosas que ya no pueden acompañarnos. Existe una relación metafórica entre el pasado y el amarillo que conduce al otoño, al final, a la muerte.
Este poemario me transmite sobre todo soledad, una angustiosa y aceptada soledad. Enfrentada a lo que se ha ido y a la espera de la nada. Soledad marcada desde los potentes recuerdos que aferran los días de infancia y a los que se agarra para caminar un presente solitario con la fuerza que sólo guarda su memoria.

“Solo estoy, en esta noche última, coronado de cierzo
y flores muertas.
Solo estoy, en esta noche última, como un toro de nieve
que brama a las estrellas.”





1. Mi memoria es la memoria de la nieve...

Mi memoria es la memoria de la nieve. Mi corazón está blanco
como un campo de urces.

En labios amarillos la negación florece. Pero existe un nogal
donde habita el invierno.

Un lejano nogal, doblado sobre el agua, a donde acuden a morir
los guerreros más viejos.

En un mismo exterior se deshacen los días y la desolación corroe
los signos del suicidio:

globos entre las ramas del silencio y un animal sin nombre
que se espesa en mi rostro.

*******

21. Inútil es volver a los lugares olvidados y perdidos...

Inútil es volver a los lugares olvidados y perdidos, a los paisajes
y símbolos sin dueño.

No hay allí ya liturgias milenarias. Ni aceite fermentado en ánforas de barro.

Los ancianos han muerto. Los animales vagan bajo la lluvia negra.

No hay allí sino la lenta elipsis del río de los muertos,
la mansedumbre helada del muérdago cortado, de los paisajes abrasados
por el tiempo.

* * * * *

30. ¿Qué espero aún de la espiral del tiempo...

¿Qué espero aún de la espiral del tiempo, de esos cuernos epílogos
que suenan en los bosques?

¿Quién atardece junto a mi corazón helado?

Por el paisaje gris de mi memoria, cruzan arrieros sin retorno, pastores y alfareros
olvidados, bardos ahogados en el miedo lacustre de sus propias leyendas.

Solo estoy, en esta noche última, coronado de cierzo y flores muertas.

Solo estoy, en esta noche última, como un toro de nieve que brama a las estrellas.



Memoria de la nieve
Julio Llamazares

Edición conjunta con La lentitud de los bueyes
Hiperión,1985



Posos del pasado
por Esteban Gutiérrez Gómez


Nuestra quietud es dulce y azul y torturada en esta hora. Todo es tan lento como el pasar de un buey sobre la nieve.

Estos dos versos, que pertenecen al primer poema de La lentitud de los bueyes, su primer libro de poesía contienen, según Julio Llamazares, todo lo que tenía que escribir. A partir de estos versos, la escritura para Julio Llamazares es una redundancia.
La melancolía que emanada de su poesía y de su prosa, puede decirse que, en verdad, se contiene en ese par de versos.

La lentitud de los bueyes, su primer poemario, lo escribió en Gijón durante la primavera de 1978. Tres años después, en otoño de 1981, escribe en Madrid Memoria de la nieve (Premio Jorge Guillén, 1982), cuando conoció por primera vez todos los lenguajes en que puede expresarse la soledad (también son palabras del autor). Este poemario no es otra cosa que recuerdo y soledad.

30 poemas escritos en prosa, llenos de metáforas que llaman a los recuerdos, a los antepasados, a la muerte, a todos los inviernos.
30 flechas de desencanto, 30 jícaras de hiel, 30 juegos de luces y sombras.
Luces y sombras enfrentadas en cada uno de los poemas: fuego y nieve, amor y muerte, gritos y silencio, ayer y hoy, vida y memoria, amistad y soledad.
Blanco, amarillo, gris, negro, rojo. Colores con los que Julio Llamazares pinta cada uno de los poemas. Blanco nieve, lo que queda, la memoria en el corazón. Amarillo amenaza, fuego, advertencia, muerte. Gris niebla. Negro lluvia. Rojo vida, fruta de bosque, vino, pasión.
Etapas como estaciones: veranos que son vida, otoños que son señales de abandono, inviernos que son sentimiento de extranjero: pura nostalgia.

Análisis personal:
La nieve no tiene memoria, se deshace un instante después de su caída. Sólo cuando se acumula, nieve sobre nieve, permanece. Igual ocurre con el tiempo: cuando pasan los años, cuantos más años pasan, mayor es el peso de los recuerdos (1). Si no existiese la memoria, se perdería todo (2) y no valen recuerdos que no se elaboren lentamente. La infancia es el pasado (3) y las canas el presente, entre estas dos imágenes distantes lo único que no cambia es el paisaje, la naturaleza intangible del invierno cubierto por la nieve.
La nieve en el recuerdo desde su habitación en Madrid, la nieve de su aldea, de su entorno en León. La nieve muerte, la nieve silencio, la nieve patria. La nieve que marca su huída, la que quiere dejar atrás, pero no logra desprenderse de ella ni en la ciudad. Ni de ella, ni de su soledad. Ni de los recuerdos (sí, aquel tiempo que llamábamos juventud)(7), aquella añoranza por los cuentos protagonizados por proscritos en los filandones (8), aquellos tristes otoños del abandono del emigrante en busca de la ciudad del saber(9).
Y otra vez la añoranza del bosque, el sonido telúrico de su tambores, el manto de nieve que los oculta. Otra vez la expatriación si mi hogar es el bosque y todo lo tengo allí(10). Y de nuevo los recuerdos, el peso de los antepasados que eran dioses en sí mismos (11), la sabiduría de los ancianos en torno al fuego (12), de los primeros bardos llegados del norte (13) que asentaban la memoria de la historia de su pueblo a fuerza de dejar caer palabras y palabras en los oídos de los niños.
Si la nieve se deshace, si dejamos que desaparezca, desaparecerá con ella la memoria y el corazón quedará desamparado (14), como los árboles en otoño, cuando son acariciados por la muerte (17).
Pero no todos los recuerdos son felices (19) y el tiempo a veces convierte hogares en ruinas abandonadas (20) a los que es imposible regresar (21).
La nieve indestructible, el paso del tiempo, la nieve memoria que cubre el corazón (22), la nieve que entierra a los antepasados (24) y sus recuerdos, que trae el olvido (25, 29) y la muerte (26).
Para evitarlo, la memoria, gran mentirosa que hace idílicos todos los paisajes y todos los recuerdos. Sólo así nos comprendemos: nos engañamos (28).
El tiempo pasa, el bosque queda, el corazón helado, la memoria de los bardos y el manto blanco de la soledad(30).

Un preciso poemario, en resumen, en el que Julio Llamazares vuelca los posos del pasado para sentirse vivo en soledad.