El escriba, de Robert y Shana ParkeHarrison

El escriba, de  Robert y Shana ParkeHarrison
"Un libro debería ser un hacha para romper el mar congelado en nuestro interior" "¿Por qué la gente del futuro se molestaría en leer el libro que escribes si no les habla personalmente, si no les ayuda a encontrar significado a su vida?" J.M. COETZEE ("VERANO")

26/4/12

13.0.0.0.0(theREVOLUTIONisNOW)

Uf, doy por acabadas las correciones de 13.0.0.0.0. (by the moment...)

¿Quién me mandaría a mí intentar hacer imposibilidades con los diálogos y verbalizar los pensamientos?
Me he vuelto loco (más loco, quiero decir).

Bueno, el día 17 de mayo se presentará en Madrid de la mano de Óscar Esquivias. Ya informaré del sitio (curioso y nuevo, ya veréis) y la hora.

Adelanto en primicia la portada, diseño y maquetación de Gsús Bonilla.

Salud & Revo

19/4/12

Lo he conseguido: Ya soy un escritor "maldito"...



7.



Zanzibar.

C/ Regueros 9.

28004 Madrid.

913199064.

www.zanzibarmadrid.com -

Chueca / Alonso Martínez
Horario: 21:30h

Entrada Gratuita


Título

LOS CHICOS DEL OTRO LADO:

Literatura underground en España con Alfonso Xen Rabanal (Bufa), Mario Crespo y Esteban Gutiérrez Gómez.


Sinopsis:
Charla-coloquio en la que participarán tres de los más destacados escritores “malditos” del momento: Alfonso Xen Rabanal (Bufa), Mario Crespo y Esteban Gutiérrez Gómez (Bacø).


Además de hablar sobre el panorama de la literatura alternativa en España, nos presentarán sus últimos proyectos narrativos y charlarán sobre la importancia del fenómeno blogger en la literatura actual.


Alfonso Xen Rabanal (Bufa)
http://elbluesdeluzazul.blogspot.com/
ALFONSO XEN RABANAL (León, 1967)
Miembro fundador del fanzine Vinalia Trippers. Ha publicado la novela La cámara de la niebla(Eclipsados 2008) Sus relatos han sido incluidos en antologías como Tripulantes (2007), Resaca/Hank Over (Caballo de Troya, 2008), Viscerales (Ediciones del viento, 2011), Beatitud – Visiones de la Beat Generation (Ediciones Baladí, 2011), Al otro lado del espejo – Narrando Contracorriente (Ediciones Escalera, 2011).


Mario Crespo
http://mariocrespo.blogspot.com/
MARIO CRESPO (Zamora, 1979)
Licenciado en Historia del Arte y Documentación. Ha escrito y dirigido los cortometrajes Odio y Sin título y es autor de las novelas LS6 (Bohodón Ediciones), Cuento kilómetros y Biblioteca Nacional (Eutelequia). También ha coordinado, junto a José Ángel Barrueco, la antología Viscerales(Ediciones del Viento) y ha sido colaborador habitual de prensa. Su obra poética y narrativa aparece antologada en libros como Beatitud: visiones de la Beat Generation, Al otro lado del espejo-Narrando contracorriente o Heterogéneos. Actualmente reside en Madrid.


Esteban Gutiérrez Gómez (Bacø)
http://bacovicious.blogspot.com/
ESTEBAN GUTIÉRREZ GÓMEZ (Madrid, 1963)
Ha publicado los libros El laberinto de Noé (2008), El colibrí blanco (2009) y La enfermedad del lado izquierdo (2011).
Imparte talleres de creación literaria de narrativa breve, fundó la revista-fanzine Al Otro Lado del Espejo, dedicada
en exclusiva al relato, y fue el impulsor del “Manifiesto por el cuento”. Ha colaborado en las antologíasVinalia Trippers. Plan 9 del Espacio Exterior y Trippers from the Crypt, Los rincones más oscuros: Antología del miedo, Perversiones. Breve catálogo de parafilias ilustradas, Cuentos para hambrientos 2, Narrando contracorriente y Viscerales.
Junto a Patxi Irurzun ha coordinado el libro Simpatía por el relato. Antología de cuentos escritos por rockeros (2010).
Al ser un ser disociado publica su poesía bajo el pseudónimo de “Bacø” en antologías como Poetrastos o Poesía en los bares.



13/4/12

Trilogía de calle y beso, nuevo libro y disco de Kike Suárez Caycedo “Babas”

Kike Babas ha decidido reunir toda su narrativa en un solo libro. Su Días de speed a falta de rosas ha sido uno de los libros que más he regalado a los colegas. Les gustaba recordar viejos tiempos.





Kike Suárez Caycedo “Babas”
Trilogía de calle y beso
(La boca me sabe a sangre)





Trilogía de calle y beso reúne en un solo tomo los libros
de relatos cortos del escritor y cantante Kike Suárez
Caycedo Jirón, El engranaje de las mariposas y Días de
speed a falta de rosas
, junto a otros textos diseminados
en diferentes antologías.
Si las ediciones originales, agotadas y descatalogadas,
devoradas en un circuito de culto a base de eficaz bocaa-
boca (casi 4000 ejemplares se han despachado
sumando las ventas totales de los tres libros), tenían
carácter conceptual (los músicos y la carretera, la
paternidad y el amor, el uso y el abuso de la anfetamina),
unidas en esta trilogía conforman el mosaico literario del
autor: el común denominador de hechos y sensaciones
de tintes autobiográficos, crónicas deslenguadas de una
vida a salto de mata donde los excesos se pagan con
cárcel y la amistad se fragua en bancos de parque. Con
el barrio siempre como paisaje de fondo, ubicación
universal desde donde disparar calle y beso, prosa a
bocajarro y ternura carente de sensiblerías, recreando
emociones que le dan sentido a una época, su realidad y
su gente, en un ejercicio que solo la literatura es capaz de
proveer.
Para completar el volumen el autor reúne relatos
esparcidos en antologías como Hank Over, el homenaje a
Bukowski donde se daban cita los escritores underground
más sobresalientes del panorama literario estatal (de
Hernán Migoya a David González) y Simpatía por el
relato,
donde colaboró junto a otros roqueros de alcurnia
(de Julián de Siniestro Total a Kutxi de Marea) y del que
además incluye un relato firmado a medias con Leiva de
Pereza.
Redondeando la jugada Kike ha publicado, a la vez que el
libro, el disco De calle y beso, un recorrido por su
cancionero hasta la fecha, irresistible paseíllo por una
vereda de culto de quince años de actividad discográfica.

12/4/12

Mis amigos crecen...

...y de qué forma.


Poquitas cosas, muy poquitas, me deja leer ultimamente María Jesús Silva, y esas poquitas poesías que he podido leer son de marca mayor. Yo sé que tiene un poemario (sólo adelanto que escrito en prosa poética) que es algo inmenso y que muy posiblemente saldrá a la luz este año.






Pero la noticia la pongo aquí abajo, porque merece la pena saberlo y ella no lo hará público. Enhorabuena, Maga.





XIV CERTAMEN DE POESÍA “ANDRÉS GARCÍA MADRID”


En Madrid, siendo las 19’30 h. del día 27 de marzo de 2012, se reúne el jurado del XIV Certamen de Poesía “Andrés García Madrid”, compuesto por: Carlos Álvarez, Antonio Hernández, Manuel Rico, Matías Muñoz Borja, Cristóbal López de la Manzanara, Agustín Sánchez Antequera, Manuela Temporelli Montiel, José Miguel Rodríguez Tarduchi, en calidad de Secretario con voz, pero sin voto y Raúl García Bravo, en representación de la familia de Andrés García Madrid,también con voz pero sin voto y una vez leídos los 127 trabajos presentados,


ACUERDAN: Conceder los siguientes premios a los siguientes poemas.


3º Premio: El poema titulado “Figuras de un silencio”, que bajo el seudónimo de “Calle de las trompas”, una vez abierta la plica ha resultado ser del poeta Antonio García de Dionisio,

2º Premio: El poema titulado “Los trenes del pasado”, que bajo el seudónimo de “Ada”, una vez abierta la plica ha resultado ser de la poeta María Jesús Silva García,

1º Premio. El poema titulado “La alegría de volver a verte”, que bajo el seudónimo de “Javier Otálora”, una vez abierta la plica ha resultado ser del poeta Héctor F. Pascual Álvarez.


Lo que firman en Madrid, siendo las 21’30h. del día señalado.


El fallo será comunicado en acto público que tendrá lugar el jueves 12 de abril de 2012 a las 19:30 h. en la sede de la Fundación Ateneo Cultural 1º de Mayo.

11/4/12

Tengo ganas de leer esta novela...



Rafael Chaparro Madiedo nació en Bogotá en 1963, y murió de lupus en 1995. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad de los Andes. Trabajó como redactor cultural del diario La Prensa. Fue también libretista del programa Zoociedad, y director de La Brújula Mágica. A los diez años fue envenenado por los Rolling Stones. A los veintiuno, Rimbaud lo dejó en estado de coma. Le gustaba ir a cine de tres solo, a cine de seis acompañado y a cine de nueve muy bien acompañado. Chaparro veía la literatura como «un botellazo de whisky en la cabeza, un corrientazo de energía en las pelotas, una cuchillada en la madrugada».
Su única obra publicada es la novela Opio en las nubes, premio nacional de literatura de Colombia en 1992.

*****
Ganadora del Premio Nacional de Literatura en 1992, Opio en las nubes está considerada como una de las mejores novelas colombianas escritas en el último cuarto del siglo XX.Es el único libro publicado en vida por el escritor colombiano Rafael Chaparro Madiedo. En la línea de autores como Gonzalo Arango y, sobre todo, Andrés Caicedo, el autor refleja una época y una manera de vivir en su ciudad, Bogotá. Recurriendo a la poesía, el teatro y el flujo de conciencia, muy influido por obras como Nadja de André Breton, Desayuno en Tiffany's de Truman Capote, la narrativa de William Burroughs o la poesía de Allen Ginsberg, Chaparro recurre a tres narradores para contar la historia de sus personajes, todos marcados por la droga, la música rock, el sexo y la derrota como forma de vida.
Rafael Chaparro (1963-1995) es un escritor de culto en Colombia, dueño de una narrativa lisérgica y urbana que lleva veinte años cautivando a sus fieles lectores..

10/4/12

Nº25 de la REVISTA NARRATIVAS



Ya está disponible para su descarga el número 25 de NARRATIVAS. Revista de Narrativa contemporánea en castellano, en dos formatos distintos: PDF, para posibilitar su impresión en papel, y EPUB, para facilitar su lectura en la mayor parte de los dispositivos digitales. La revista puede descargarse en la siguiente dirección: http://www.revistanarrativas.com

Presentación del proyecto "ebookprofeno" en Madrid


Un proyecto muy interesante, atrevido y rompedor, en el que participan varios amigos.
Presentación de
ebookprofeno y Escupideces de Teresa Naranjo Pérez
en Madrid.
Viernes 13 de abril a
las 20 horas
La Cueva del Gato.
C/ de la Victoria 12.
Madrid
Metro: Sol
Participan:
Arantxa Oteo, anarkohadamadrina
Teresa Naranjo
Carmen Bermejo
Zapi y Sol

9/4/12

Presentación de "Nada somos", el nuevo libro de poemas de Francisco Cenamor, en Fuenlabrada



Será el jueves 12 de abril, a las 19:00 horas en el Café-Librería La Maga (Calle Italia, 4 , junto al cc. plaza de la estación, muy próximo a renfe). Tendré el placer de presentarlo y contaré alguna anécdota de cómo se fue forjando este poemario, pues por aquella época (hace un par de años) preparábamos la lectura dramatizada de la adaptación que realicé de Óscar y Mamie Rose, un texto de Eric-Emmanuel Schmitt, quizá el dramaturgo francés más representado.
Me acuerdo muy bien cómo surgió el siguiente poema...

Abuelo
Llegábamos siempre de noche. El pueblo vivía sumergido en la niebla. Sus habitantes envueltos en el viento sonreían. En la casa esperaba el olor de una sopa caliente. Besos abrazos, Abuela cubría nuestros pequeños cuerpos con sábanas de franela. Aquella manta que tanto nos picaba. Nos asustaba el brillo de la cruz sobre nuestras cabezas con su Cristo esperando un abrazo

El sábado salía el sol en aquel pueblo. Traje de pana boina limpia oliendo a colonia. Abuelo entraba feliz en mitad del desayuno. Rompíamos el silencio de la espera para saludarle entre risas. Gotas de colacao migas de madalena festejaban entre tazones de barro. Le abrazábamos roble que acogía entre sus robustas ramas. Nos subía en su impoluta bicicleta que siempre recordaré apoyada en la cal de la entrada. Con su impecable color marrón su alazán de tintes dorados. Paseábamos por las estrechas calles mientras saludábamos a las señoras a los gatos aquellos sábados sobre dos ruedas.

El domingo restregando con fuerza los ojos acudíamos a misa en la pequeña iglesia del pueblo. Mi hermana yo muy juntos imitábamos el gesto de los mayores cuando recibían en sus bocas la sagrada forma.

Por la tarde había que marcharse Abuela nos cubría de besos caramelos. Abuelo esperaba en la carretera Al pasar nos saludaba con ternura sonriendo con la bicicleta apoyada en algún árbol.

Un año
tras otro
y otro año

No tardamos en crecer. Tampoco tardó Abuelo en morir. La bicicleta siguió presidiendo la entrada de la casa. Los habitantes del pueblo fueron pareciéndonos menos felices. Mi hermana dejó de ir. Abuela también murió Se abrazó muy fuerte a su marido cuando la enterramos

Un día el alazán quedó borrado por el orín del hierro. Mi padre llevó la bicicleta al vertedero que estaba en la carretera. La dejó apoyada en un árbol caído. Al marcharnos la vi y a Abuelo saludando con su sonrisa de ternura.

Nunca quise volver.

Y este otro...

Perros
El Rubio era un perro fiel.
Siempre miraba a Perla con ojos veladores. Era su hermana.
No le gustaba verla coquetear: con los niños, con los adultos,
con el cartero, con los otros perros del pueblo.
En ocasiones le gruñía.
Eran los dos únicos perros de su raza en aquel puñado de casas.
Grandes, del color de los caramelos de tofe.
Soportaban con paciencia mi atrevida niñez de largos veranos sin clases.
Aún antes, casi recién nacido, dormía en la sombra acolchado por sus cuerpos.

El Rubio caminaba tranquilo calle abajo.
Miraba de reojo a un lado: a mí. Y al otro: a su hermana.
Jugando al escondite, el que se la ligaba lo tenía fácil. Siempre me descubrían.
Un día, quemaba hormigas en las afueras del pueblo cuando llegó la tormenta.
Tiró de la pernera de mis pantalones hasta llegar a las ruinas de un caserón abandonado.
Al poco cayó un rayo sobre el hormiguero. Me fascinó la potencia del estallido.
El Rubio me miró muy profundo a los ojos.

La perra comenzó a engordar. Estaba preñada. Abuela se alegró,
preparó un lecho mullido y llevó a bendecir al animal.
Una mañana escuché al despertar débiles gemidos. Bajé corriendo,
los ojos cubiertos de legañas.
Perla, nerviosa, lamía a sus seis cachorros, como seis gotas de agua,
seis espejos de su madre. Y de su padre.
Abuela montó en cólera al verlos. Metió los cachorros en una bolsa,
la cerró, se la dio a Abuelo. La colgó de su bicicleta.
Despacio, se perdió carretera alante.
Por la noche sentí en el corazón
los golpes secos que el Rubio recibía. No emitió quejido alguno.
Moribundo, ladró por primera vez a Abuela mientras ella golpeaba a Perla.
Los aullidos de dolor de su hermano atravesaron la noche y mi alma.
Al amanecer murió la perra. Su hermano se arrastró hasta su cuerpo,
la cubrió con una pata. Murió también. Con ellos, mi inocencia.


Del poemario Nada somos (Editorial Luces de Gálibo, Málaga, 2011)

4/4/12

Supermosca



Conocí a David Lozano en Valencia cuando fui a presentar allí el libro de cuentos escritos por rockeros. Estaba con Monty en el fnac, dispuesto a acompañarla con la guitarra, y luego apareció por el concierto de The Sheenas y Lilith en el Pa´verse matado de Sedaví.
No estuvo en la cena porque iba a un torneo de boxeo. Me dejó un poco flojo lo del boxeo aunque luego me lo explicó: su último disco, Sangchili 1935, está dedicado a un boxeador, Baltasar Berenguer, boxeador valenciano que fue el primer boxeador español en ser campeón del mundo. Ya el nombre de la banda, Supermosca, significa un guiño a ese deporte.
A la vez que me hablaba de él, me entregó el cedé y prometí decirle lo que me parecía.

Íbamos Carlos Pina y yo de vuelta a Madrid en el coche cuando puse el cedé de Supermosca. No paso nada, íbamos hablando y el volumen del aparato reproductor era muy bajo. Tuve la sensación de que estaba cantado en inglés y de que era un disco conceptual, que todos los temas estaban ensamblados, pero esa fue una primera sensación de un disco apenas percibido.

Ya en casa lo dejé en la pila de cedés de grupos que he ido conociendo a raíz del Simpatía por el relato.
Pero no tardo nada en volver a ponerlo y, esta vez sí, lo escucho tranquilamente.

Me sorprendo: la contundencia del álbum denota que hay unos muy buenos músicos detrás (el tema “Equilibro” no deja lugar a dudas), muy experimentados y que saben lo que quieren. Efectivamente, es un álbum conceptual, cuyos temas giran en torno al mito de la bella y la bestia, el boxeador y la trapecista, la miseria humana tras las luces del espectáculo. Musicalmente es algo novedoso, tan bien armado y tan serio que me extraña no saber algo más de esta gente de Supermosca que lleva desde 1998 en la carretera. No puedo dejar de escuchar el cedé, tiene algo hipnótico, y temas como "La trapecista", Año Luz", "Latidos del Reloj" o "Septiembre" giran y giran a mi alrededor.
David Lozano canta de manera particular, tan personal, que no es comparable a nadie y su voz es un instrumento más. Alarga palabras, de ahí que al principio pensase que cantaba en otro idioma. Tiene algo zen en su voz, algo que trasmite emoción contenida.

Aquella tarde el disco sonó de forma continuada durante horas y, mientras releía algunos de los relatos de Cheever, música y lectura parecían colonizar mi subconsciente.

A la mañana siguiente las melodías jugaban en mi cabeza con la grandiosidad de los espectáculos del Cirque du Soleil.
De vez en cuando acudo a su música para volver a sorprenderme.

Indudablemente la banda merece mucha más repercusión.
Indudablemente dará que hablar.
Y ojalá alcance el éxito.

Supermosca.


Supermosca son: David Lozano- Josep Zapater- Pere Martínez- Manolo Millán- Toni Fernández
Sangchili 1935
released 30 January 2012
Segundo Lp "Sangchili 1935". Producido por Hans Kruger, en Montreal Studios, en Pamplona, y masterizado por Santi y Víctor García, en los estudios Ultramarinos Costa Brava, en Girona.

Supermosca

http://supermosca.bandcamp.com/

http://www.myspace.com/supermosca

http://es.wikipedia.org/wiki/Baltasar_Berenguer

3/4/12

Relatos de humo (y hachís), de Pepe Pereza


Lo flipo
por Esteban Gutiérrez Gómez

Nada más abrir el blog de El laberinto de Noé, coincidiendo con la publicación del libro en 2008, empezó el cibercontacto con Pepe Pereza. Consiguió el libro, disfrutó de la lectura y, lo que es más, pregonó los beneficios que aquel libro tenía para él.

Nos cruzamos algunos correos en los que hablábamos de literatura, de cómo acabar un relato o si era mejor dar a entender que manifestar. Todo en nuestros correos era literatura: cómo hacer que un relato fuese intenso, economía de palabras, ¿has visto la naturalidad de Carver?, la teoría del iceberg de Hemingway, el juego de Cortázar, la pulsión doméstica de Cheever… Me preguntaba y yo intentaba darle respuestas. Él lo ignora, pero muchas veces hacía que revisase mis libros de teoría porque iba más allá de lo aparentemente ofrecía un texto, y eso me venía bien para no fosilizarme, para seguir enriqueciéndome por dentro.

Seguía sus pasos en el blog, sus relatos cada vez iban siendo más consistentes. Empezó a publicar en fanzines y revistas (ya sabéis) y a publicar libros electrónicos con Ana Patri y su Groenlandia.

Estábamos en contacto. Él, como yo, es un enfermo de literatura y necesita ese contacto entre leprosos del silencio. Iba acumulando lecturas que a su vez le iban formando (lecturas que nos recomendábamos mutuamente o que señalábamos en el blog). Iba desechando textos antiguos con la vergüenza del niño que crece y abomina sus juguetes infantiles. Estaba contento. Tenía un trabajo que le permitía volcarse en la escritura, dedicar muchas horas al día a escribir y eso era ya un poso acumulado. Iba escribiendo… cada vez mejor... mejor…

Nos conocimos el verano pasado, durante la celebración de la Semana Negra de Gijón. Allí estábamos Patxi Irurzun y yo con los rockeros de Simpatía por el relato y con nuestras nuevas novelas, y allí fue él, a conocernos... como si no nos conociésemos ya. Eso dijeron nuestras miradas al cruzarse: qué bien que pongo ojos a tus palabras.
Y seguimos hablando de literatura: del tono narrativo, de la significación de la primera persona, escribir es corregir, Buko sí que sabía, ritmo de rock y ritmo de blues, las leyes de Propp, lo importante es coger al lector por los huevos y no soltarlo hasta el final … Me habló de este libro, creo que te gustará…

Relatos de humo (y hachís) es, amigos, un libro imprescindible. Todas esas horas de escritura, todo ese tiempo de lectura y corrección, todas esas lecturas han formado a un autor maduro que ofrece a los lectores un libro de cuentos tan sólido como una roca. Los amantes de Carver y de Cheever no pueden perderse esta joya literaria. Divida en tres partes (no ficción, híbridos, ficción) desgrana unos relatos escritos con una cercanía tal que el lector se encontrará dentro de la historia desde las primeras líneas. En muchos de los casos la trama principal parece un hecho banal, sin embargo, ese hecho será el determinante, el que quedará grabado en la mente del lector, el que acudirá a él por la noche. Al igual que los caballos en la niebla de Carver, hay en una historia unos patos (relato “Los patos”) que significan mucho más de lo que parece, que se asoman a la ventana de los ojos del lector cuando duerme, que lo intentan, pero no pueden echar a volar... y en otra un perro ladrador… y en otra un caballo muerto...

Solo en la primera parte, en la que Pepe Pereza narra historias que le ocurrieron en realidad (hace literatura de no ficción), hay tres cuentos antológicos (cuentos de los que hay que leer para comprender de qué hablamos cuando hablamos de relatos), con buenas historias, bien narradas y finales certeros. Las voy a nombrar sin añadir nada más: “Un mal día, “Eligiendo un camino” y “Un día cualquiera”, relato que Pepe Pereza me ha cedido para publicar con la reseña.
Juzgad vosotros mismos.

Tres muy buenos cuentos en un libro de relatos ya hace que merezca la pena adquirirlo y disfrutar de su lectura, pero en este caso hay más, algunos más como “A la brasileña” o el nombrado “Los patos” en la zona de relatos de base real pero ficcionados que el llama “Híbridos”. No voy a explicar los motivos, creo que es mejor guardar el secreto…

Y ahora voy a por la tercera parte, a por sus relatos de ficción…

Ya me lo anticipó Gsús Bonilla: lo vas a flipar...

Y lo estoy flipando.



Bacø, 2012


El botón de muestra:


UN DÍA CUALQUIERA


El sol se perfilaba en las siluetas de los edificios y la luz cambiante del alba teñía de ámbar y grana el conjunto de nubes que flotaban por encima de los tejados. Las cigüeñas volaban hacia los basureros y los aviones dejaban líneas blancas en el cielo como si fueran rayas de cocaína sobre un espejo. Yo disfrutaba del espectáculo desde mi ventana, sujetando con ambas manos una taza de café y un porro en la comisura de los labios. Desde la ventana tenía una amplia panorámica de la ciudad. Cuando el sol se asomó por encima de los tejados percibí en la cara una caricia de luz y calor que me hizo estremecer. Las semanas anteriores habían sido una retahíla de días grises y lluviosos, por eso la presencia de un sol primaveral era tan de agradecer. Expulsé el humo y contemplé anonadado la simbiosis de las volutas y los fotones de luz. Ver amanecer era de mis espectáculos preferidos y siempre que podía desayunaba delante de la ventana admirando el acontecimiento. Sin duda era la mejor manera de empezar el día. Estuve así hasta que llegó la hora de ir a trabajar.

Conduje hacia el Palacio de Congresos escuchando una emisora de música rock. Dentro del coche el ambiente estaba demasiado cargado así que abrí ligeramente la ventanilla para que se despejase del humo. Llegué a la rotonda de La Fuente de Murrieta y traté de hacerme un hueco entre los demás vehículos. Odiaba esa maldita rotonda, y más a esa hora cuando toda la ciudad circulaba por ella. Después de girar a la derecha y tomar una carretera menos transitada me sentí más relajado. Aspiré del porro pero estaba apagado y tuve que sacar el encendedor. Al hacerlo aparté la vista de la carretera y estuve a punto de golpear al coche que me precedía. Afortunadamente conseguí pisar el freno a tiempo. Me maldije a mí mismo por el descuido y dejé el porro en el cenicero. Subí la ventanilla y centré toda la atención en la carretera. En la radio la locutora hizo la presentación del siguiente tema. Era Nick Cave haciendo una versión del tema “I´m Your Man” de Leonard Cohen. La canción alcanzó todo su esplendor, seguí el ritmo tamborileando con los dedos sobre el volante. Al poco llegué a las inmediaciones del Palacio de Congresos. Enfilé la rampa que llevaba al aparcamiento y dejé el coche junto a la puerta de entrada del muelle de carga. Era el único coche del aparcamiento. Consulté la hora, eran las nueve menos tres minutos. Me extrañó que no hubiera nadie esperando, normalmente los chicos de carga y descarga solían llegar antes. Apagué el motor y subí el volumen de la radio. Nick Cave sonaba de maravilla a esas horas de la mañana. Me fijé en el Palacio de Congresos y en la enorme sombra que proyectaba sobre el camino que bordeaba la orilla del río. El vapor del rocío brotaba de la hierba y de inmediato era atravesado por los rayos solares. A contraluz pude ver algunos insectos volando de aquí para allá. La canción llegó a su fin. Me encendí la raba, me ajusté las gafas de sol y salí del coche. El “Clip, clip” de la cerradura electrónica resonó por toda la explanada espantando a un grupo de gorriones que picoteaban junto a los jardines. Me acerqué a la puerta metálica del muelle de carga y me apoyé en ella. Era agradable estar allí, como un reptil calentándose la sangre. No obstante tuve el presentimiento de que me habían hecho venir una hora antes. Viendo que eran las nueve y que nadie aparecía cogí el móvil y llamé a Raúl.

- Raúl, ¿a qué hora hemos quedado?
- (Con voz somnolienta) A las diez.
- ¡Me cago en la puta! Ayer me dijiste a las nueve.
- Hostia, me confundí.
- ¡Joder, tío!
- Lo siento.
- Aprovecharé para tomar un café. Nos vemos a las diez.

Raúl era el jefe de los técnicos, mi jefe. No era la primera vez que me hacía algo así. Me cagué en todo lo sagrado. Clip, clip. Entré en el coche y arranqué. Puse rumbo a una cafetería.

Le tocaba el turno a la camarera rumana que me tenía medio enamorado. Estaba de suerte. Por otro lado, la barra estaba a tope y todos los periódicos ocupados. Cuando me llegó la vez hice gala de mi mejor sonrisa y pedí un cortado. La camarera carente de cualquier signo de simpatía se limitó a darme la espalda para preparar el café, cuando estuvo listo lo dejó sobre la barra sin mirarme siquiera. Reconócelo, esa mujer nunca será tuya, me dije mientras me tomaba el café.
Regresé al Palacio de Congresos y aparqué en el mismo sitio que lo había hecho antes. Seguía siendo el único coche del aparcamiento. Me lié un porro. Dudé entre fumármelo dentro escuchando la radio o salir a caminar por la orilla del río. Salí del coche. Clip, clip. Se estaba bien bajo el sol. Las aguas del río bajaban bravas y turbias. Al otro lado de la orilla había una carretera que se extendía en paralelo siguiendo el recorrido del torrente. De vez en cuando las aguas arrastraban algún tronco arrancado por la crecida, comparé la velocidad de estos con los coches que circulaban por la carretera, haciendo apuestas imaginarias por unos y otros. Por los alrededores algunos ancianos paseaban, también había unos tipos corriendo. Yo tenía que trabajar y no me quedaba más remedio, pero no conseguía entender por qué la gente madrugaba para algo tan insustancial como hacer footing. Decidí obviarlos a todos y concentrarme en las aguas del río. Recordé los veranos cuando era un adolescente y me iba con los amigos a bañarme junto a la presa, por aquel entonces las aguas estaban más limpias y no dudábamos en zambullirnos en ellas. Apuré el porro y tiré la colilla al río. De pronto algo llamó mi atención, algo grande que arrastraba la corriente. Me quité las gafas de sol para ver mejor. Era el cadáver de un caballo. Tenía la tripa hinchada y la fuerza de la corriente le hacía girar sobre sí mismo. Cuando el cuerpo del equino pasó por delante, me fijé en que no tenía ojos, tampoco labios, con lo cual la dentadura quedaba al descubierto. El gesto macabro del cuadrúpedo me revolvió las tripas. El cadáver siguió girando sobre sí mismo corriente abajo, levantando las patas al cielo para luego sumergirlas en las aguas. Necesitaba nicotina y me encendí un cigarro. Eran las diez menos diez. Me quedaban unos minutos para disfrutar del sol. A lo lejos las extremidades de caballo seguían entrando y saliendo de las aguas. Me puse las gafas y regresé junto a la puerta metálica. Un coche enfiló la rampa del aparcamiento. Era el de Raúl. El vehículo se detuvo a la entrada, Raúl bajó la ventanilla y accionó el mando a distancia de la puerta metálica, los mecanismos de ésta se activaron y comenzó a elevarse.

- Esta hora la pienso cobrar.
- Claro, sin problema. Y siento mucho el despiste.

La puerta terminó su ascenso y Raúl metió el coche dentro. Seguí fumando apoyado en la pared. Me esperaba un duro día de trabajo y decidí tomármelo con calma. Cuando el cigarro se consumió lo arrojé por encima del hombro, me despedí del sol y entré en la oscuridad del muelle.

2/4/12

Un poema de Daniel Piñón Peón “Targus”

Sen máscaras
Entre disidencia e fame
fun tecendo a miña barba,
amándote até que as respostas
ficaron sen preguntas.
E as nosas bocas
morderon a carne,
inoculados de egoísmo,
mastigando a dor
de bailar só na feira da vida,
quitándolle a máscara a tódolos profetas,
bailando nos charcos.

Sin máscaras
Entre disidencia y hambre
fui tejiendo mi barba,
amándote hasta que las respuestas
quedaron sin preguntas
y nuestras bocas
mordieron la carne,
inoculados de egoísmo.
Masticando el dolor
de bailar solo
en la feria de la vida,
quitándole la máscara a todos los profetas,
bailando en los charcos.


Del poemario «Bailando nos charcos / Bailando en los charcos», Ediciones del 4 de Agosto.
Edición bilingüe galego-español con prólogo de Kike Turrón.
Se trata del número 101 de la colección de poesía Planeta Clandestino que consta de 300 ejemplares firmados y numerados por el autor.