El escriba, de Robert y Shana ParkeHarrison

El escriba, de  Robert y Shana ParkeHarrison
"Un libro debería ser un hacha para romper el mar congelado en nuestro interior" "¿Por qué la gente del futuro se molestaría en leer el libro que escribes si no les habla personalmente, si no les ayuda a encontrar significado a su vida?" J.M. COETZEE ("VERANO")

4/12/13

La banda sonora de Gente simpática: (1) “A saco”, Yeska

1.  “A saco”, Yeska

“Sobre los viejos elepés apilados reposa un amuleto. Es una guitarra eléctrica de acero, dorada, que cuelga de un simple cordón de cuero. Debajo dos anillos. Uno sencillo, también de acero. El otro es una sortija de plata, con una opalina transparente. Todo tiene su sentido. El colgante de la guitarra me lo regaló Javier, un compañero del curro, cuando supo que estaba liado con la antología de rockeros. Para que te la cuelgues al cuello esos días, tron. Me gustó. Javier sabía que andaba buscando algo así. Es rockero, como yo, y tiene más o menos mi edad: casi cincuenta tacos. El anillo de acero y la sortija son de aquellos años en los que Bacø pinchaba en garitos. Aquel Quinto Infierno de Villalba y aquellos estudios de radio de hace tantos inviernos. Bacø, que resucitó hace diez años con la intención de recuperar el tiempo perdido.

Patxi acaba de llamar para decir que viene de camino. Es pronto, yo lo esperaba más tarde. Tenía que comer con nuestra nueva editora, y firmar el contrato de ¡Oh, Janis, mi dulce y sucia Janis! Al parecer su tren se ha retrasado y han tardado en encontrarse en el maremagnun de Atocha a esas horas.
Cuelgo la guitarra de mi pecho. La acaricio. Me gusta sentir la sensación del acero: frío al inicio, ardiente cuando lo separas del cuerpo. Tiene algo de erótico el acero, algo que hace que me cautive. Solo por esa sensación llevo el reloj que me regalaron cuando me invitaron a pronunciar el pregón de unas fiestas: al quitármelo, antes de acostarme cada noche, su calor me hace sentir vivo. Coloco el anillo en el meñique izquierdo y la sortija en el derecho. Falta un último detalle, un foulard malva que me regaló Isa hace también muchos años, en aquélla época. Me cubro con él la garganta, dos vueltas, y salgo a la calle. Hoy es un día importante.

 


Me acompañan los ecos de Diez ases en la manga, el cedé que acaba de publicar Yeska, mientras recorro las aceras húmedas. Ha sonado un par de veces mientras preparaba las cosas para la presentación. Tatareo “A saco”. Lo tengo clavado en la memoria. Hace algo de frío y ha estado lloviendo, pero sonrío y camino susurrando el estribillo “que te puedes morir, que no voy a echarte de menos”. 





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