El escriba, de Robert y Shana ParkeHarrison

El escriba, de  Robert y Shana ParkeHarrison
"Un libro debería ser un hacha para romper el mar congelado en nuestro interior" "¿Por qué la gente del futuro se molestaría en leer el libro que escribes si no les habla personalmente, si no les ayuda a encontrar significado a su vida?" J.M. COETZEE ("VERANO")

1/9/09

Poemario del mes: Azken Bala / La última bala, de Hasier Larretxea


AKEN BALA / LA ÚLTIMA BALA
De Hasier Larretxea
Traducción: Ángel Erro
(Ed. Point de Lunettes 2008)

Por María Jesús Silva

Hasier Larretxea nos muestra en este poemario bilingüe el deseo de ser todos en uno para luchar y vencer. Unir las palmas de las manos y los corazones, sin que haya de por medio un solo vencedor que se cobre con las balas mil y una vida.

El poemario se divide en cuatro partes:
La primera lo abre un solo poema: ‘Usaré hoy mi última bala’.
La segunda: Ecuaciones de teorías revolucionarias.
La tercera: Jugando a la praxis del tiroteo.
La cuarta: La última bala.
Prácticamente todo el poemario utiliza la voz de la primera persona para desarrollar los poemas. Aparece también la segunda persona del singular y del plural, en menor medida.

Ejs:

Pág, 71.

No uses más esa pistola.
No apuntes.
No derrames más sangre. (...)

Pág, 89.

Hemos estado en tantas manifestaciones. (...)
Después de todo esto
sólo nos queda la leve sensación
de haber perdido el tiempo.

Con estas voces crea una duplicidad entre la conciencia y la necesidad de respuestas que aparece en todo el poemario.
Las figuras retóricas que aparecen en el libro son fundamentalmente las de pensamiento descriptivo:
La topografía, aparece de una forma indirecta en todo el poemario. Nos describe calles, ambientes por los que el poeta va recogiendo escenas que transforma en versos.
El retrato, nos describe las cualidades morales y físicas de un individuo.

Ejs:

Pág, 57.
Me considero un revolucionario.
He iniciado cinco o seis huelgas de hambre.
He quemado muchos cajeros automáticos.(...)

Pág, 75.
La apariencia no es más que una imagen
para poner fronteras ante el otro,
para definir claramente dónde está la raya,
para asentar las diferencias.(...)

Pág, 79.
No puedo dejar de llorar.
Y si por cada muerto
lloro,
espérame sentado.

Que llegará el diluvio.

Pág, 80.
Voy buscando mi conciencia particular.
Ese espíritu de libertad.(...)

La enumeración, existen varios poemas en los que los elementos componen un conjunto.
Ejs:

Pág, 25.
Lo extraño no es perder.

No perder
una pierna,
un familiar,
un amigo,
un amor.(...)

Pág, 55.
(...) Así,
no tiene sentido
ni el crepúsculo,
ni el sueño,
ni aprender a andar en bici,
ni tomar chocolate caliente,
ni yacer contigo desnudo,
ni cualquier canción de Jens Lekman.

Ni creer en algo.(...)

Pág, 80.
(...) Y no,
no necesito
ni guías,
ni mapas,
ni dogmas,
ni doctrinas.(...)

Pág, 81.
Quema un autobús.
Quema un cajero.
Quema una papelera.
Quema todo un barrio.
un pueblo, una ciudad.(...)

Las figuras de pensamiento lógicas también aparecen en el poemario, como la máxima o sentencia que ofrece una reflexión de carácter filosófico sobre la vida o el mundo, el poeta incluye dentro de esta máxima un epifonema resultado o resumen de las afirmaciones anteriores.
Ejs:

Pág, 25.
(...)Lo extraño no es perder.
Y con eso ganar algo.
Sacar provecho.
Con algo.
Con alguien.

No cagarla con todo esto.

Pág, 27.
(...)Yo no elegí esto.
No elegí nacer.
Y menos aquí.
Mejor, si no supieras mi secreto.
No sé por qué,
pero me querrías más.
¿Me pagarías veinte euros más
por acostarte conmigo?
¿Eso arreglaría algo?
¿Acabarían todos los conflictos?

Pág, 35.
(...)Yo también quiero ser un héroe.
Un héroe, como todo, politizado.
No sé qué pensar, no sé qué decir.
Que me he cansado.
Qué me tenéis cansado con ese discurso(...)

Pág, 46.
No hay secretos.
Sólo controles y asesinatos.
Detenciones e impuestos revolucionarios.
No hay secretos.
Y menos en el País Vasco.

Pág, 76.
(...)Me importa una puta mierda
lo que digan los dinosaurios del clan.
lo único que me mueve es la controversia.


La antítesis o contraste, enfrentar dos pensamientos opuestos, también la une a la paradoja, pensamientos que parecen irreconocibles.

Ejs:

Pág, 67.
Construyamos un pueblo
haciendo explotar tres o cuatro bombas diarias
en cascos históricos.

Construyamos un pueblo
embelleciendo con pintura roja y amarilla
y con escritos amenazantes
las sedes de los partidos políticos.

Construyamos un pueblo,
pero quememos antes
sus cajeros automáticos,
sus autobuses.

Construyamos un pueblo,
aunque para ello
tengamos que destruirlo todo.

Aunque ya no nos quede
sobre qué construir.

Pág, 95.
Aprovecho mi última oportunidad.

Porque la palabra tiene tanta fuerza como una bala.

Ahora es tu turno.

A pesar de que yo muera,
este poemario sobrevivirá.
Este poemario será mi heredero.
Mi recuerdo.

Me puedes matar,
pero nunca asesinarás,
nunca destruirás la poesía.

Porque la palabra permanecerá en el tiempo.

¿Y la violencia?

En todo el poemario aparecen también las figuras de pensamiento indirecto como la ironía, que afirma lo contrario de lo que se dice, y el sarcasmo, ironía aplicada de forma crítica al comportamiento, gesto o actitud de las personas.

Ej:

Pág, 87.
Pensemos algún eslogan atractivo,
algo novedoso que pueda
servir para la construcción Nacional.

Pensemos algún eslogan encantador,
casi un estribillo bailable,
ya sabes, con la típica música de trikitixa,
uno que podamos pronunciar al unísono.

Pensemos algún eslogan original,
juntemos palabras antes no usadas,
una frase que demuestre que estamos
abiertos a este nuevo siglo.

Pensemos algún eslogan. O más de uno.

Aunque para eso hará falta un motivo.

El poemario está repleto de preguntas retóricas, directas e indirectas. Expresan sentimientos que no esperan respuesta.

Ej:

Pág, 72.
Quiero saber por qué aplastas así
la pasta de dientes.
Necesito conocerte de alguna manera.
Saber si eres parte de la organización.
Habrá alguna manera...
Para dar con la solución.
Para despejar la ecuación.

Aparece también la anáfora, repetición de una o más palabras al principio del verso.

Ej:
Pág, 43.
(...)He perdido la confianza.
Perder, he perdido casi todo.
Te he perdido a ti y a mi mitad.
He perdido lo que fui.

Dime,
¿qué me queda?

Los tiempos verbales más empleados son el presente y el imperfecto, combinados con un gran número de adjetivos descriptivos para dotar los poemas de esa actitud sensorial que encontramos en la mayoría de ellos.

Es un poemario que no contiene metáforas. Quizá el deseo que lleva implícito que la batalla acabe sea en sí una metáfora que ocuparía la totalidad del libro.

Opinión personal:

Opinión personal:Es un poemario valiente, de ideas lúcidas y dando una vuelta más, para ir un paso por delante de los que pretenden acallar, pisar y rematar a los que tienen vida, voz, ideas y sentimientos diferentes a los que unos descerebrados intentan mantener como ideales y establecer como norma.
Hasier Larretxea no esconde nada y lo hace en euskera y en castellano, sus dos lenguas, para llegar a todos, plantando cara a los que quieran pisarle la voz. Hay mucha verdad en este libro, verdad que algunos esconden y otros no quieren ver. Es un libro que llora y revienta ‘cajeros’, ‘coches’ y corazones que siguen destilando sangre en cada calle, en cada paso, en cada ventana cerrada y casa abandonada. La última bala hiere a corta distancia, descerraja una historia que ya no tiene sentido, la que pide razones y exige una paz necesaria para mostrar que nos una a todos y acabe con las balas. Todos deberíamos luchar para unir y que nuestras balas estuvieran hechas de palabras altas, libres, claras y sin miedo.


Ez dago garailerik ez heroirik.
Amore emateko inor ere ez.
Ongietorri aurreskua dantzatzerik ez eska.
Nik ez dut inor hil.
Ez torturatu,
ezta mehatxatu ere.
Nahiz pistolaz,
nahiz atxiloturik,
nahiz gorbatadun,
inor ez dago hondamendiaz,
basatikeriaz,
gizaki izatearen ankerkeriaz libre.

No hay vencedores ni héroes.
Nadie ante quien claudicar
No me pidas que baile un aurresku de bienvenida.
Yo no he matado a nadie.
Tampoco he torturado, ni amenazado.
Aunque con pistola,.
aunque detenido,
aunque con corbata
nadie está a salvo de la catástrofe
De la barbarie.
De la atrocidad de ser humano.



Erre ezazu autobusa.
Erre, kutxazain automatikoa.
Erre, zaborrontzia.
Erre ezazu auzo guztia.
Herria, hiria.
Basoa.

Su horretan zu erre baino lehen.
Quema un autobús.
Quema un cajero.
Quema una papelera.
Quema todo un barrio.
Un pueblo, una ciudad.
Un bosque.

Antes de que también tú te quemes en ese fuego.
AZKEN BALA
Azken aukera baliatu dut.

Hitzak baduelako bala batek haina indar.

Zure txanda da orain.

Nahiz eta ni hil,
poemario honek biziraunen du.
Poemario hau izanen da nire ondorena.
Nire oroitzapena.

Hil nazakezu,
Poesia baina,
ez duzu nehoiz ere erailko.
Suntsituko.
LA ÚLTIMA BALA
Aprovecho mi última oportunidad.

Porque la palabra tiene tanta fuerza como una bala.

Ahora es tu turno.

A pesar de que yo muera,
este poemario sobrevivirá.
Este poemario será mi heredero.
Mi recuerdo.

Me puedes matar,
pero nunca asesinarás,
nunca destruirás la poesía.
Porque la palabra permanecerá en el tiempo.

¿Y la violencia?


Azken Bala / La última bala
de Hasier Larretxea
(Editorial Point de lunettes, 2008)

El valor de la palabra
(Palabra de poeta),
por Esteban Gutiérrez Gómez

La poesía
puede obligar
a cambiar
el mundo
Gabriel Celaya



En las últimas entradas del “poemario del mes” les hemos mostrado algunos autores que, más allá de su propuesta lírica, pretenden cambiar el mundo con su palabra. Dos ejemplos recuerdo claramente: Ángel Guinda y su proyecto de amor como motor del cosmos en “Toda la luz del mundo”; y J. Jorge Sánchez que en su “Filosofía de la minucia” propone un nuevo orden educativo para llegar en verdad a la igualdad de sexos demostrando que ha sido la mala educación (y la filosofía que la ha fundamentado a lo largo de la historia) la principal causante del abismo.
En esta misma línea de palabra-poder habría que incluir el poemario de este mes de septiembre: “Azken Bala / La última bala” de Hasier Larretxea.

A todos aquellos que decidimos bebernos el poemario nos ha sorprendido su propuesta. Con versos aparentemente sencillos (lo que cuesta elaborar versos aparentemente sencillos sólo lo saben los autores) dotados de una contundencia extrema, con una voz diferente y valiente, con el sonido a música étnica de sus versos en vascuence, golpea a un lado y a otro (violencia etarra y estado policial) en busca de la libertad que todo ciudadano necesita respirar, de esa libertad a la que todos tenemos teórico derecho y que es tan difícil de lograr en el País Vasco.

A todo ello se añade la posibilidad de leer los poemas originales del autor escritos en vascuence y su traducción al castellano (viceversa en cinco de ellos, elaborados por el autor directamente en castellano, y que nos ofrecen una clave muy importante para descifrar su estilo y facultades de composición poética).

Lo que ustedes se encontrarán al abrir el poemario y comenzar a leer será una voz diferente, valiente (reitero la novedad y la valentía como valores fundamentales de esta obra) que se dirige en un “tú” personalizado a los aberzales (y no me gusta utilizar este término porque “patriotas vascos” no sólo lo son los del entorno de ETA), a futuros etarras (poemas en páginas 30-31, 48-51, 70-71, 88-89) y a asesinos que creen haber cambiado su vida por un ideal (60-63, ¿y ahora qué?, les dice en este poema, ahora que ya no hay vida), muchas veces de modo desafiante (76-77, 84-85)).

Parte su poemario de los hechos ante los que no se puede esconder la cabeza en la tierra como los avestruces (26-27), de hechos que afirman la barbaridad humana (28-29) ante los que propone, desde el inicio, el cambio de mundo, de escenario, para acabar con el terror en el País Vasco.

Uno de los poemas fundamentales del libro nos ofrece el axioma de la verdadera revolución: ser revolucionario, partidario de la liberación, está de moda (56-57), cotiza en bolsa y se vende en las grandes superficies. Frente a esta revolución consumible, todo el libro ofrece una alternativa: la palabra como medio, como instrumento de paz. Frente a la mafia vasca (58-59) y la filosofía de “tierra quemada” (arrasarlo todo para construir sobre las cenizas, 66-67,80-81) su propuesta de paz (72-73), de igualdad en la desnudez (66-67) como metáfora de las personas de bien para no llegar a diferenciarnos con la muerte (78-79), la muerte en vida del que traspasa la línea y se convierte en un asesino, la muerte del inocente vendida en el mercado político.

Hasier denuncia el sándwich de carne vasco, haciendo de rebanadas de pan la violencia etarra y el estado policial. La carne la pone el pueblo vasco (78-79) deseoso de que todo acabe de una vez y pueda respirar en libertad (esta vez, sin metáfora: poder respirar).

Sí, Hasier es conciente del enquistamiento que priva de libertad a los vascos y ofrece la propuesta: la necesidad de crear un escenario diferente en el que sólo valgan las palabras (86-87), porque todo pasará y se olvidará, menos las palabras (98-97).

Esa es su novedosa y valiente propuesta para cambiar la realidad vasca, dirigida esta vez a quienes utilizan las pistolas como único argumentario imponible. No, no es cuestión de balear más, es cuestión de que la palabra vuelva a tener ese valor, de que el mismo pueblo vasco sea el que conquiste su libertad y pueda vivir sin terror, sin miedo a unos y a otros.
Estos versos mínimos, a veces repetitivos, contundentes, utilizan la forma del instrumento punzante con el que están realizados para llevar al lector un mensaje de paz.
Que la última bala, la definitiva, sea la palabra.

8 comentarios:

Luisa dijo...

Un buen y profundo análisis. Bastante acertado en ambos casos. Acerca al lector al poemario, ayudándole a su comprensión. Siempre me gusta comenzar el día y el mes con algo tan logrado.
Tuve la suerte de conocer al poeta en el Ácido Tour de Fuenlabrada y me impresionó su fuerza y su palabra. Su verso. Y sí, es valiente.

JAVIER PASCUAL dijo...

Sí señor, esto es una crónica. Me ha gustado casi tanto como el libro. Digan lo que digan, que buenos poemas se están escribiendo hoy en día.

Un abrazo.

Ángel Muñoz dijo...

Di que sí Baco, mejor crónica que la mía en mi blog sobre el mismo libro de Hasier que acabo de terminar de leer. Yo no podría haberlo explicado mejor y de un modo más completo.

Fuerza, sinceridad y sin temor. Es lo que define para mí este poemario. Y un puñado de buenos poemas que tú ya has recogido aquí, como hice yo en mi blog.

Con algunas frases demoledoras, Hasier es muy bueno.

Anónimo dijo...

Muy buen post.
Me ha dejado carne de gallina.

"Que la última bala sea la palabra"
Ojalá la gente deje de taparse los oidos.
Al menos para escuchar poesía.

Saludote.

Baco dijo...

Luisa: A mí siempre me gusta ver tu comentario sobre el poemario del mes. Gracias.

Javi: Que digan lo que quieran. Hay poesía para todos los gustos.

Ángel: Y lo que va a venir. Trenmendo, Hasier.ç

A: Gracias por pasarte por aquí. Si te ha dejado carne de gallina es porqueestás viva y tus sentimientos aflorarn sobre la piel.

Gracias a todos, el mes que viene otro poemario a analizar.
Un beso

Gsús Bonilla dijo...

qué grande.

Giovanni-Collazos dijo...

Este poemario, a pesar de algunas pocas críticas, tiene un valor enorme para muchos jóvenes lectores, sobre todo para muchos vascos.

La poesía está en la palabra de Hasier y en la intención que tiene en la misma.

Un abrazo.

Gio.

Baco dijo...

Giovanna:
Por los motivos que MªJesús y yo argumentamos arriba, es un gran poemario.
hay que tener en cuenta que es un poemario traducido y hay que analizarlo teniendo en cuenta los 5 poemas escritos directamente en castellano.
Por otro lado, Hasier gusta de jugar con las palabras, con su pronunciación, con su sonido, con su similitud. Juega a cacofonías y a golpes de palabra.
El lector necesita haberle escuchado declamar para llenarse los oidos de toda la fuerza de su palabra. Luego la lectura, oída su declamación, se hace fuerte, soldada, ferrea, consistente.
Así de sencillo.