ALZHEIMER
En la casa de los vecinos
se escuchan gritos desalmados
y gemidos como agujas.
La vieja tiene alzheimer
y la hija le grita:
guarra y cagona.
La vieja chilla
espantada.
Se ha cagado las bragas.
Mi abuela también
se cagaba,
y tiraba la mierda
por la ventana del séptimo,
o nos la dejaba,
como los Reyes Magos,
en el fregadero.
Mi madre le reñía a gritos
y luego lloraba.
Después, la limpiaba
y le ponía polvos de talco.
Mi abuela gemía,
media hora,
como si se le hubiese rallado
la queja.
Y luego volvía a
cagarse.
Mi madre hipando
como un pajarito,
mi padre rugiendo
como una bestia,
y yo,
huyendo horrorizada para no presenciar
el espectáculo,
o para no tener que limpiar
la mierda.
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