La vida acaba mal, conforme. Si acostumbrabas a dar
vueltas y más vueltas a su alrededor. Si coincidiste
con ella en las fiestas de guardar y en las otras,
sobremanera en las otras. Si suprimías su nombre
advenedizo de las estampas con más colorines para
vengarte prematuramente de alguien. Si has llegado
incluso tú solo hasta aquí, ya puedes contar con
los dedos las páginas apesadumbradas del libro de
horas. Y llorar a raudales. Y abrirte las venas con una
hoja de lata sin importancia ninguna.
Luis Miguel Rabanal
"A la que falta"
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