1.- ¿Por qué escribes?
Escribo por necesidad. Al principio escribir era como realizar un exorcismo: aquietaba los demonios que me atormentaban. Ahora soy capaz de mirar más allá de las cosas, y veo un relato donde otros ven un magrebí durmiendo en tres asientos del metro, por ejemplo.
2.- ¿Cuáles son tus costumbres, preferencias, supersticiones o manías a la hora de escribir?
Depende de qué sea lo que escribo. La poesía no tiene manías, surge donde surge y allí mismo queda plasmada en un cuaderno que siempre me acompaña. Los relatos suelen nacer de mis observaciones de la realidad, como un chispazo, que también queda apuntado en ese cuaderno. Los maduro en mi paseo cotidiano por los alrededores de mi ciudad y los escribo en mi estudio cuando tengo un mínimo de dos horas tranquilas frente al ordenador. No siempre es así, hay veces que corro hasta el estudio para volcar lo que tengo en la cabeza sin cuidar forma, ortografía y demás reglamentaciones, dando prioridad a la historia. En este sentido soy muy Poli, muy Cortázar.
3.- ¿Cuáles dirías que son tus preocupaciones temáticas?
En toda mi obra publicada y en muchas de las narraciones guardada s en cajo nes hay una temática común: la condición humana y la posibilidad de los hombres de alterar su destino, de tomar las riendas de su vida, de convertirse en su propio dios. Yo, por supuesto, no me había dado cuenta de ello, es un tema que se me impone desde el subconsciente, pero un fiel lector me lo hizo ver, y, efectivamente, es así.
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