TESTIGO OCULAR
Le prendió fuego a su departamento,
después salió al balcón para pegarse un tiro.
Pero el arma no andaba:
estaban viejas las balas.
Arrodillado en el balcón
parecía que en medio del incendio
cuidaba las macetas.
La gente desde abajo le gritaba.
Salía fuego, humo.
Funcionó el mecanismo finalmente
(percutor, pólvora, plomo)
y el tipo asesinó
a su animal cansado.
Quizá porque ese día
yo guardaba detrás mi furia muda
me cayó bien el hombre
y no me pareció tan mala idea:
quemar la vida entera y despedirse
por Crónica TV.
de Consumidor final (Ed. Bajo La Luna, Buenos Aires, 2003)
3 comentarios:
Al fin y al cabo es una decisión.
Bello poema ,me ha gustado.Quemar la vida, me parece precioso.El final me ha recordado a la canción de Pulgarcito." de está me sacan en televisión".Besos.
Hay que disfrutar la poesía de Pedro.
Besos y abrazos a los dos.
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