El escriba, de Robert y Shana ParkeHarrison

El escriba, de  Robert y Shana ParkeHarrison
"Un libro debería ser un hacha para romper el mar congelado en nuestro interior" "¿Por qué la gente del futuro se molestaría en leer el libro que escribes si no les habla personalmente, si no les ayuda a encontrar significado a su vida?" J.M. COETZEE ("VERANO")

3/10/11

20 años del Nevermind de Nirvana








Noviembre, 2009.
Acabo de llegar a casa después de un concierto de Rammstein. Traigo algunas joyas que mi friend Rafa me ha grabado. Todavía me dura el colocón y no tengo ganas de ir a dormir. Teching: Comer techo, dice Kike Babas. Se trata de evitarlo.
Meto uno de los deuvedés y pongo la tele. Enciendo un cigarro. Es un vídeo de Nirvana. Abeerden, Washington, Diciembre de 1988. Así empieza, con el Cobein y compañía trayendo una caja de cervezas al local de ensayo. Es una grabación casera. Los colegas estén tirados por el suelo, dándole al fly. De vez en cuando alguno se anima a bailar algo en medio del grupo o a jugar a apagar y encender las luces. Están preparando un concierto. En la cinta de vídeo aparece fija una fecha. 1.1.87. Se ve que no se ha actualizado el calendario de la cámara.
Kurt canta frente a la pared, pegado a ella. A unos centímetros de su cara hay un folio con el track list. El sonido no es bueno, pero me flipa su autenticidad. Son un tiro. Un tiro al entrecejo. Al cuarto o quinto tema, no recuerdo bien, suena “Inmigrant song”. Todos botando. Ellos y los colegas. Botando y botando. Me dan ganas de levantarme y botar yo también. Pero es que son las cuatro de la mañana. “Inmigrant song”, una versión del tema de Led Zeppelin. Me levanto y boto, qué hostias.
Entonces recuerdo.



Recuerdo el billete y el bebé nadando. Recuerdo mirarlo en el escaparate de la Tipo. Había oído hablar de ellos, les había escuchado en la radio, pero, por entonces, estaba desconectado. Oposiciones. Mis colegas me decían que parecía que estuviese estudiando para la NASA. Currar, estudiar y criar a un bebé de un año. No andaba muy bien de pasta en esa época. Tardó unos meses en llegar a mis manos. No recuerdo quién y cómo, pero llegó. Y lo disfruté. Vaya si lo disfruté. Cada tarde, cuando dejaba de estudiar y me preparaba para ir a currar. Un kit-kat que me hacía saltar y olvidarlo todo, quemar adrenalina.
Ahora sé que “Smells like teen spirit”, el primer single del álbum, se considera un himno de la Generación X. No sé, a mí me trae el recuerdo de un enano que no dejaba de carcajearse y agitar los bracitos mientras me perseguía con su andar torpón por un comedor vacío de muebles. Me recuerda aquel olor agridulce de mi sudor, cuando nos tirábamos en el suelo y nos revolcábamos al ritmo frenético de Nirvana, riéndonos como si fuese el juego más divertido. Tarde tras tarde, riendo, quemando frustración. Así que puedo decir que Nevermind me mantenía vivo. Y eso, creedme, era mucho en aquellos tiempos.



Saludos desde el infierno.

3 comentarios:

Miguel A. Zapata dijo...

Amigo Esteban. Yo también me he hecho con la megacaja, porque Nirvana y Cobain forman parte indisoluble de mi formación intelectual. La primera sorpresa ha sido comprobar que la tan cacareada distancia entre la mezcla primera (la de Butch Vig, denominada Devonshire Mixes) y la definitiva a la que Geffen dio el visto bueno es mínima. Es decir, se certifica que el pulido supuestamente comercial que dio lugar al disco no es tal, sino que el trío ya tenía una sensibilidad punk-pop muy definida desde casi el principio, alejada de aquel agreste debut de 1989, "Bleach" y de otros grupos de referencia del grunge puro de Seattle como Mudhoney o The Melvins, más punk, menos melódicos, infinitamente menos geniales. Yo creo que Cobain siempre arrastró una supuesta vergüenza ante el toque Beatles de su música, aunque fu decisión suya virar hacia armonías más definidas y dejar de lado las aristas y el crujido característico de la movida underground de Seattle y Olympia, sedes del post-punk y el grunge desde mediados de los 80. En fin, un lujo que las nuevas generaciones se reenganchen a la última banda que cambió el rock (¿recuerdas la primera vez que oíste "Smells like teen spirit"?, qué le pasó a tu cuerpo y tu cabeza?: yo sí, y no lo he olvidado). Un fuerte abrazo.

Baco dijo...

Joe, MAZ, no sabía yo esta faceta tuya. Sí, señor, buen análisis, de buen rockero.
Un abrazo,
e.

Miguel A. Zapata dijo...

Y Smashing Pumpkins. Y Hole. Y Alice in Chains. Y Babes in Toyland. Y... El rock independiente americano de los 90 que acabó con los excesos y mamarrachadas del hair-rock de los 80 (salvo a los Guns ´n Roses, aunque sea por ambos "Use your Illusion" y parte del "Appetite for destruction"). E incluso (y seguro que esto me acerca más a tus gustos, Baco) Helloween, Blind Guardian o Rammstein. No puedo con el trash, el black o el death metal. Ahí no llegan mis oídos. ¡Larga vida al grunge!
¡Cobain, Nobel postmortem! (si se lo dan a Cohen...)