Cuando ella o él te dejen, no perdones,
niégate a comprenderlo.
Cultiva bien tu odio, nunca seas
generoso en palabras o en olvido.
Cuando ella o él te dejen, nunca digas
adiós, o qué vamos a hacerle.
Maldice cada letras de su nombre.
Y júrale odio eterno mirándole a los ojos.
Cuando ella o él te dejen, nunca creas
ni justificaciones ni promesas
y busca las palabras más hirientes
el insulto más infame que conozcas.
Cuando ella o él te dejen, nunca juegues
a ser Rick perdido en Casablanca.
Provoca llanto, dolor, remordimientos
y que el adiós te corte igual que una cuchilla.
Porque cuando ella o él te dejan, habrá alguien
tarde o temprano esperando en otra esquina
y volverán a gozar en otros brazos
y dirán "te amo. Y "ven, dámelo todo".
Y olvidarán ¿Para qué, entonces,
mentir? Que ella o él se lleven
- aunque dure bien poco- nuestro odio
igual que una bandera.
niégate a comprenderlo.
Cultiva bien tu odio, nunca seas
generoso en palabras o en olvido.
Cuando ella o él te dejen, nunca digas
adiós, o qué vamos a hacerle.
Maldice cada letras de su nombre.
Y júrale odio eterno mirándole a los ojos.
Cuando ella o él te dejen, nunca creas
ni justificaciones ni promesas
y busca las palabras más hirientes
el insulto más infame que conozcas.
Cuando ella o él te dejen, nunca juegues
a ser Rick perdido en Casablanca.
Provoca llanto, dolor, remordimientos
y que el adiós te corte igual que una cuchilla.
Porque cuando ella o él te dejan, habrá alguien
tarde o temprano esperando en otra esquina
y volverán a gozar en otros brazos
y dirán "te amo. Y "ven, dámelo todo".
Y olvidarán ¿Para qué, entonces,
mentir? Que ella o él se lleven
- aunque dure bien poco- nuestro odio
igual que una bandera.
Para siempre.
Julio Cortázar
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