El escriba, de Robert y Shana ParkeHarrison

El escriba, de  Robert y Shana ParkeHarrison
"Un libro debería ser un hacha para romper el mar congelado en nuestro interior" "¿Por qué la gente del futuro se molestaría en leer el libro que escribes si no les habla personalmente, si no les ayuda a encontrar significado a su vida?" J.M. COETZEE ("VERANO")

13/11/12

Un cuento de Fernando Clemot

Fernando Clemot, fabuloso narrador y excepcional cuentista, una de las voces nuevas más impactantes de la literatura española actual, publica en la editorial palentina Menoscuarto un nuevo libro de cuentos. Su título es Safaris inolvidables, y nos ha regalado uno de los relatos que componen el volumen (uno especialmente almado, que conjuga la saudade con las posibilidades investigadoras de los mapas en un famoso buscador de internet) como azúcar de trenza, como botón de muestra.

FLORES DEL SERTÓN

     Finalmente he encontrado tu pueblo, Mandy.
     Imagino tu sorpresa, aquí estoy, doy vueltas sobre el lugar del
que tantas veces me hablaste, como un perro que hociquea entre
las bolsas de basura que se quedan abiertas.
     Antes de llegar allí he estado en los alrededores de Rockford.
Tú siempre me dijiste que esta ciudad no estaba muy lejos de
Durand y tenías razón aunque tu pueblo estaba más al norte de lo
que siempre imaginé. Lo estuve buscando más al sur, entre dos
lugares que se llaman Byron y Dekalb, que imagino que detestas y
de los que seguro podrías contarme más de una anécdota chusca.
Llevaba demasiado tiempo perdido sobrevolando ese terreno
insulso que rodea Rockford, tierras hechas cuartos de labradío,
kilómetros de campos que imagino de maíz o de centeno. No ha
sido hasta entonces cuando he recordado que me dijiste que
desde una colina de tu pueblo se veía Wisconsin por lo que debía
buscar al norte y en esa dirección lo encontré muy rápido, me ha
costado pero ya estoy aquí, estúpidamente presente, diez años
más tarde de lo que debiera.
     Quizá no es muy justo que venga por primera vez de esta
manera cuando tú me invitaste mil veces. Te ilusionaba entonces
pero te parecería despreciable ahora y entiendo que no es
adecuado estar aquí pero necesito nutrirme de recuerdos para
que me vayan pasando las horas. Tampoco creo que sea justo lo
que me ha pasado a mí aunque tú no tienes la culpa de nada. Si lo
piensas bien sonreirás: la vida es una paradoja, Mandy, siempre
quisiste que estuviera aquí y ahora, que no te importa lo más
mínimo, se me ocurre venir.  

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1 comentario:

FERNANDO CLEMOT dijo...

Gracias, Esteban, por el apoyo.
Nos vemos muy pronto por Madrid. A ver si podemos coincidir. Un abrazo muy grande.

Fernando