El escriba, de Robert y Shana ParkeHarrison

El escriba, de  Robert y Shana ParkeHarrison
"Un libro debería ser un hacha para romper el mar congelado en nuestro interior" "¿Por qué la gente del futuro se molestaría en leer el libro que escribes si no les habla personalmente, si no les ayuda a encontrar significado a su vida?" J.M. COETZEE ("VERANO")

31/8/08

Como un canto rodado: Bob Dylan

Érase una vez en que tú vestías tan bien,
lanzabas un dime a los vagabundos desde tu primera clase, ¿no?
La gente te llamaba la atención, “Cuidado muñeca, te vas a caer”
Pensabas que todos estaban tomándote el pelo.
Te acostumbraste a reírte de
todos los que estaban tirados,
ahora ya no hablas tan alto,
ahora ya no pareces tan orgullosa
de tener que estar gorroneando tu próxima comida.


¿Qué se siente,
qué se siente,
al estar sin un hogar
como una completa desconocida
como un canto rodado?



Has ido al mejor colegio, muy bien, Señorita Solitaria
pero sabes que sólo lo empleaste para sacarle el jugo
nunca nadie te enseñó cómo vivir en la calle
y ahora averiguaste que vas a tener que acostumbraste.
Decías que nunca te comprometerías
con el misterioso vagabundo, pero ahora te das cuenta
de que él no está vendiendo ninguna excusa
mientras miras fijamente en el vacío de sus ojos
y le dices, ¿quieres hacer un negocio?



¿Qué se siente,
qué se siente,
al tener que valerte por ti misma,
sin dirección a ningún hogar
una completa desconocida
como un canto rodado?



Nunca te volviste para ver los ceños fruncidos
en los malabaristas y los payasos cuando hicieron trucos para ti,
nunca comprendiste que no estaba bien
que permitieras que otras personas te hicieran la vida.
Solías cabalgar sobre el caballo dorado con tu diplomático,
el cual llevaba en su hombro un gato siamés.
¿No fue duro cuando descubriste que
no estaba allí después
de que tomó todo lo que pudo robarte?



¿Qué se siente,
qué se siente,
al valerte por ti misma,
sin dirección a ningún hogar
como una completa desconocida
como un canto rodado?



Princesa sobre el pedestal y toda la gente guapa
bebiendo, pensando que lo tienen hecho,
todos cambiando preciosos regalos
pero sería mejor que desmontaras tu anillo de diamantes,
sería mejor que lo empeñaras, nena.

Tú que solías estar tan distraída
con Napoleón en harapos y con el lenguaje que usaba,
vete con él ahora que te llama, no puedes negarte,
cuando no tienes nada, no tienes nada que perder,
ahora eres invisible, no tienes secretos que esconder.



¿Qué se siente,
qué se siente,
al tener que valerte por ti misma,
sin dirección a ningún hogar
como una completa desconocida
como un canto rodado?






















Like a rolling stone,
Bob Dylan
(Escrita en 1965, yo por entonces tenía 2 añitos)

4/8/08

David González: El demonio te coma las orejas

Acabo de leer este poemario de mi amigo David González. El demonio te coma las orejas (Asociación Cultural Crecida, Ayamonte, Huelva) contiene historias de su paso por el talego publicadas en 1997. Jodidas historias de dentro y de fuera.


Colgaré tres poemas que muestran el buen hacer de David ya por aquellos años, pero os tengo que decir que el primero podría ser mío, autobiográfico, un auténtico poema de no ficción, que me hace pensar en el Fulos, en Pepote, en el Moro, y en toda aquella banda que a finales de los setenta y principios de los ochenta formábamos el panteón de dioses más salvaje de Madrid.


Los más atrevidos pasaron del humo azul y los tripis al azúcar moreno en unos meses y, ahora, ninguno de ellos está aquí.



MATIZ DE REGENERACIÓN

Todos mis colegas de entonces
o están muertos
o están otra vez en el talego
o andan por ahí tirados,
buscándose la vida
como malamente pueden.

Yo no.

Cambié.

Dejé a un lado
esa clase de vida.

Tuve miedo.

Mucho miedo.


CUALQUIER PARECIDO ES PURA COINCIDENCIA

O te cortas el pelo tú
o te lo cortamos nosotros,

y encienden los mecheros
y se descojonan vivos.

O te cortas el tomo tú
o te lo cortamos nosotros,
tú verás colega, tú mismo.

Son cuatro.
Los cuatro hijos de puta
que mandan
en la galería de los menores.
Los kíes.

Forman un círculo a mi alrededor.

¿Qué, julai?
¿Te lo vas a cortar o qué?

Hoy es martes.

Vienen a verme los viejos.
Dentro en el locutorio
y mi madre dice:

¡Te has cortado el pelo!
Menos mal que te dio por cortarlo,
ya parecías un quinqui
con esas melenas.

Esto ya es otra cosa,
dice mi padre.
Ahora ya pareces un hombre.


CERILLAS

Lo habíamos estado hablando toda la noche:

si mañana por la mañana,
cuando nos abran la celda,
si viene alguien,
el que sea,
los que sean,
y empiezan a buscar bronca,
tú ya lo sabes, ¿eh?,
lo que hablamos:
pase lo que pase,
tú y yo juntos,
nada de acojonarse, ¿eh?;
y si tenemos que andar a hostias,
pues andamos,
y si tiran de baldeo,
pues que tiren,
allá ellos,
tú ya lo sabes, ¿vale?,
lo dicho:
pase lo que pase,
tú y yo juntos,
nada de rajarse, ¿estamos?

A la mañana siguiente le sacaron al patio
a hostia limpia, le amarraron
a una columna del tendejón,
le pusieron en los pies periódicos
atrasados, trapos y cartones,
y le enrollaron todo el cuerpo
con papel higiénico
y con la espuma de las colchonetas.

Luego le prendieron fuego.

Las cerillas
las tuve que poner yo.

El demonio te coma las orejas se reeditará próximamente, ampliado y prologado por el escritor José Angel Barrueco.
Baco,2008