Un sueño. Un auténtico sueño. La luz tamizada que se filtra por entre las rendijas de la persiana. La voz aterciopelada de un clarinete. Y ella que no deja de mostrarme su bonita geografía. Está mirando por la ventana, tras las lamas de madera. Ella está mirando, y yo la estoy mirando a ella. Desnuda, de pié, con sus piernas ligeramente cruzadas y sus glúteos que me imantan. Hay algo más en la habitación, pero no puedo dejar de mirarla. Hace unas horas dormía junto a mí. Hace un instante me dijo que ya no era lo mismo. Un sueño. Un autentico sueño. No recuerdo si anoche llegué con alguien a casa o no, pero hace mucho que regreso solo. Un sueño. No me atrevo ni a levantar la voz, ni siquiera para decir: “no te marches nunca de aquí.”
2 comentarios:
Cómo son los sueños. Son voladores. Cuando crees atraparlos se escapan entre los dedos y se escurren por las rendijas del pavimento. No hables, no respires, que ni tu aliento lo roce... deja que sea él quien te acaricie.
Ojalá pudieramos elejir un sueño, esplendido, dulce, con olores y sabores reconfortantes, lleno de margaritas... y quedarnos a vivir allí siempre,locos por una eternidad. Buen viaje a los que decidan emprenderlo.
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