El escriba, de Robert y Shana ParkeHarrison

El escriba, de  Robert y Shana ParkeHarrison
"Un libro debería ser un hacha para romper el mar congelado en nuestro interior" "¿Por qué la gente del futuro se molestaría en leer el libro que escribes si no les habla personalmente, si no les ayuda a encontrar significado a su vida?" J.M. COETZEE ("VERANO")

1/5/10

Poemario del mes: Diciembre, de Jesús Urceloy



DICIEMBRE
Noticias desde el yermo
JESÚS URCELOY
III Premio Internacional de poesía MARGARITA HIERRO
Colección Alegría

Jesús Urceloy nos presenta un poemario en el que nos descubre acciones y sentimientos pasados, es una guía de nostalgias y es un regresar desde ayer a los días presentes, como si se tratase de un alargamiento junto a las personas que estuvieron muy cerca, algunas ya desaparecidas pero siempre abrazando, murmurando. Nos descubre también poemas de humor, algunos repletos de una ironía que hiere. Otros poemas son un canto al dolor, un autentico desglosamiento de lo que se siente con la pena que se lleva dentro. Pero lo que marca este poemario son los recuerdos, pausados y descabalados, sin ningún orden cronológico, y como diciembre parece ser un mes propicio para ese recuerdo que pesa sobre todos los demás: la muerte de su padre.

Algunas de las figuras retóricas que aparecen en el poemario:

El retrato, descripción tanto moral como física de una persona.
Ej: LA CASA DEL POETA (pág, 11)
El poeta llega a su casa y ve la puerta rota,
ve la puerta que rompe siempre la policía para entrar,
que sangra toda la vida, derribada, siempre,
una puerta que aguanta incendios y galernas, que a menudo sirve
también como asidero los días de diluvio. (…)
Y el poeta sabe que un olor a madera lo ha estado aguardando,
todo el día de siempre, todo el día de ayer,
hasta que llegara,
llegara con el corazón valiente y roto, tras
haber cruzado a nado un campo de
espinas,
un mar de espinas,
un océano de espinas donde los rasgos que dignifican al hombre hacen de una
calle cualquiera el mismo mundo. (…)
El poeta llega a su casa desde la frontera de los inciertos,
un horizonte desposeído. (…)
La sangre urgente de los necesitados.
La sangre urgente que regresa a casa.

La prosopografía, descripción de la persona en su aspecto exterior.
Ej: JULIA CUMPLE DOS AÑOS (pág, 17)
Así te quiero: cogiéndome la mano,
llevándome –insistiendo- al cuarto, a los juguetes.
Te quiero con tus ojos
y tu mirada atenta obligándome a andar.
Te quiero por tu voz,
y por tus pies pequeños, contentos y lunares. (…)

El epifonema, resultado final o resumen de afirmaciones anteriores.
Ej: LA CASA (pág, 29)
Aquel hombre vivía en una casa triste.
El ascensor –la vida- no funcionaba nunca.
Había algún cadáver que aún esperaba dentro, (…)
aquel hombre vivía en una casa triste.
Había también un sótano donde, hace algunos años,
se escondió un malhechor (…) pero hoy la casa sufre
el desmayo oportuno de alquileres vacíos,
y el sótano ha perdido su efímero carácter
de asamblea, de vida, de oscuridad besada. (…)
Yo conocí a aquel hombre la tarde de su muerte:
me invitó a pasar dentro, me ofreció compañía, (…)
Quien muere en esta casa conoce el paraíso.

La anáfora, repetición simple.
Ej: LA NOCHE DEL VIGÍA 1 Para Juan Carlos Mestre (pág, 36)
La noche del vigía es alta y hablan de ella
pueblos que nunca han visto el mar.
Pueblos que se alimentan del orgullo del frío.
Pueblos viajeros de un solo país, (…)
El vigía detiene su paso y escribe:
Soy quien lloró en Dachau con flores turbias (…)
Soy el esclavo persa que maltrataba a Arquímedes (…)
Yo soy el alacrán que aturde al cantinela (…)
Yo soy el hombre verde que habita en los semáforos (…)
Soy el inalterable rostro de la súplica.

La amplificación, desarrollar una idea mediante la enumeración de algunos aspectos.
Ej: LUZ VIOLENTA 1 (pág, 24)
Esta es la noche en que todos los muertos del
pesquero hundido han abierto los ojos y han
creído definitivamente en Dios. (…)
Han abierto los ojos y creen en Dios porque
Dios mismo les ha hablado. Despertad,
despertad amigos míos. Ha comenzado el día
nocturno y las gaviotas ya no podrán devorar
vuestro aliento, vuestros iris nocturnos, vuestro
ese o ese. Ayudadnos, nos vamos a pique,
coordenadas, Dios mío, ayúdanos.
El patrón del pecio sale al puente y ordena
romper las redes, achicar el oxígeno, apagar la
radio, tirar de un hachazo la antena del radar.
Dios está con nosotros, compañeros, es el día
de la paga, la libertad camina con nosotros, por
Dios, por Dios, acordaos de vuestras familias (…)
Al nombre de Dios velan muchedumbres y ojos. (…)

La suspensión, retrasa hasta el final de la frase o del periodo, un elemento que aclara el sentido del texto.
Ej: RICERCARE DE LOS PÁJAROS Para María Elena García (pág, 61)
La tierra estaba seca y los pájaros iban
golpeando con sus picos en un danzón humilde,
seca y poco abierta se perfumó, vistiose,
quiso echar a volar, soñó que era pluma:
el mundo daba vueltas y en eso llovió triste.

La optación, manifestación de un deseo.
Ej: ARIA DE LA NIÑA BLANCA Para Julia (pág, 67)
(…)
Yo quiero que mi niña me encuentre despierto
cuando vengan las horas del azul y el frío, quiero
que me bese en los labios, que me alimente con
un vaso de lágrimas, que me sostenga si una luz
se enciende.
Que me consuele con su voz atenta y que me
cubra, con la sábana de su aliento, en las palabras
rotas que no sabré decir, que me cante la nana de
los desprotegidos, los cansados y los satisfechos. (…)

La hipérbole, exageración positiva o negativa

Ej: Contra todo pronóstico (pág, 73)
Para Joan Manuel Serrat, por alusiones.

Contra todo pronóstico
le dijo a su marido: Mira, Paco
estoy harta de ti y de tus movidas
y de si España gana la Eurocopa.

Me importa un bledo que el Alonso sea
el primero en Le Mans o en Indianápolis,
y que el Nadal de los cojones ese
se lleve otro torneo, que te compres

el Marca, el As, el Mundo Deportivo,
y tengas los estantes
llenos de colecciones, a saber:
los coches de los años veinte y treinta,

los mecheros que usaban tus abuelos,
los aviones de guerra de la RAF,
y esa reproducción tan estupenda
de la Pinta o la Niña o el Titanic.

Contra todo pronóstico le dijo
que tenía razón y que entendía
sus repetidas infidelidades
con Merceditas la del guardarropa,

y algunas tardes sueltas por Montera,
y aunque sé que aún me quieres y que a mí
me pasa parecido, no me importa,
de verdad Paco, no me importa, sé

que en la cama te di las buenas noches
hace ya tanto tiempo, que los dedos
se me han hecho pequeños de esperarte:
soy un sudoku a medio hacer. Y luego

ni una palabra más.

Contra todo pronóstico.

Opinión personal:
Este poemario rescata imágenes del poeta con las que me identifico. Muestra el amor a los hijos, a los amigos, al padre fallecido del que nunca podremos, ni queremos, desprendernos. Me sugiere tomarme la vida con humor, porque el humor ayuda a sobrevivir, algo irónico y a veces amargo, rancio. Esa clase de humor que nos arranca una sonrisa porque llorar ya está de más, pero podríamos. Podríamos llorar mientras nos desvestimos frente a un espejo en el que no nos reconocemos ahora si no es vestidos de ayer, con mucha ‘ropa-años’, y podríamos acurrucarnos en las palabras del padre o en el observar a la hija, que crece y va limitando su vida respecto a la nuestra. Y ver, de vez en vez, a esos amigos que se mantienen en el tiempo o se han ido sin que su espíritu nos haya abandonado. Porque los sentimientos que este poemario nos muestra es el presente cimentado en un pasado, en ese amor que se nos ha enquistado y deja su bulto blando en la gravidez de nuestro cuerpo con el que nos acostumbramos a vivir. No necesita aparcar el dolor, ni la alegría extrema para saber que el presente es lo único que le mantiene.

FINIS TERRAE MUNDI
Vuelves al coche
Y lentamente
Te diriges al sur.




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MATEO NECKER ESCAPA AL AMANECER DEL CASTILLO DE BRUNSWICK
Esta noche, mi amor, tuve un sueño difícil
que era viejo y te amaba y aún dormías conmigo.

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Luz violenta 2
Lágrimas.
Y sólo lágrimas.
El hombre que se apoya junto al coche volcado,
junto a sus hijos muertos
y los mira extendidos en el arcén, despedazados,
y sólo sabe llorar,
y apoyarse,
y vuelve a mirarlos, como si fueran piedras, brotes del asfalto,
flores del camino que están naciendo,
que están naciendo regados por una lluvia roja.
Ahora recuerda una tarde de paseo,
un camino entre montañas,
un río, el agua clara,
la frescura de la grava entre sus dedos,
un insecto en su palma,
el crujir de las ramas, el suelo, aquella tarde,
el vómito y la náusea, abre los ojos, llora,
sin lágrimas, no hay lágrimas que puedan desvaír esta fotografía.
Hermana ayúdame, no ves que papá llora,
no te quedes tumbada, levanta un brazo, arrópame,
ven Carlos, mira el sol, qué lento está saliendo.
Los muertos.
Los vencidos.
La triste luz violenta.
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Fosa común
Bajo esta tierra yace
también Mozart.







“DICIEMBRE, noticias desde el yermo”
Jesús Urceloy
III Premio Internacional de poesía, Margarita Hierro
Fundación Centro de Poesía José Hierro, 2008

Ver lo que casi nadie ve: la otra perspectiva del mundo (Sólo para escritores)
por Esteban Gutiérrez Gómez


Diciembre es la propuesta poética de un jugador empedernido. Jesus Urceloy (hasta en eso juega, porque Jesús Urceloy es el seudónimo de Jesús Luis García Lorenzo) nos demuestra en este poemario que no existen límites en la poesía (no más límites salvo los que la contienen, esto es, aquellos que garantizan que en verdad sea poesía).

El tahúr de las palabras juega con las formas, serpenteando entre la poesía rimada (oh, esos perfectos sonetos) y el verso libre, entre la prosa poética y los versos narrados, eso sí, en todos con la música que siempre ha de acompañar al poema. Ah, esas enumeraciones, esos crucigramas, esos problemas de formulación lógico-matemática convertidos en juegos intelectuales.
Ah, esa experimentación divina en busca de la novedad nunca mostrada sin olvidar, sin olvidar, repito, que está escribiendo poesía.

Veamos un ejemplo:

La poesía como método sinfónico
Datos principales

En el cuarto C suena el adagio del cuarteto de cuerda de Samuel Barber.
Aproximadamente a mitad de la pieza, en el cuarto B se enciende el televisor y aparece
el episodio piloto de los Simpson.
El cuarto F, próximo a los cuartos C y B, pues se trata de una casa de 70 metros
cuadrados, clase media baja, sueldo medio mensual de los inquilinos 1.800 euros los dos
juntos, a los que habría que restar 700 del alquiler, España (bienestar), año de nuestro
señor de 2007, decíamos en el cuarto F más o menos al final del adagio de Barber y los
primeros gritos de Bart Simpson suenan, casi alternativamente, una olla exprés, un grifo
de agua y cajones, cubiertos, mira a ver qué está haciendo la niña, te voy a cerrar la
puerta que esa música que escuchas es muy rara.
A estas alturas puede decirse que en el cuarto C suena la Sinfonía nº 3 de Roy Harris, en
el B Homer Simpson bebe desaforado, en el cuarto F la olla revoluciona vertiginosa y en
los cuartos restantes, es decir A, D, E y G, en pizzicato aparecen –aleatoriamente– una
cisterna, interruptores de luz diversos y en la calle pitidos, motos arrancando.
Datos secundarios
El cuarto C lo ocupa un hombre de treinta y cinco a cuarenta años, alto, miope, con un
sobrepeso de unos veinte o acaso treinta kilos, unos seis mil libros y/o cedés. El cuarto
B, una niña, dos años, tal vez cinco, bellísima, un sofá, varios muebles, una mesa
camilla. El F una mujer alta, treinta y cuatro o cuarenta años, peso ideal, hermosa,
armarios de cocina, etecé, etecé.
Datos sin interés
El habitante del cuarto B, a las ocho menos cuarto de la tarde intentaba, tras encender
el ordenador, en el silencio de la casa, escribir un poema cuyos imaginarios bien podían
ser la melancolía, el sexo, o ambas cosas, las cuales practica desde hace bastante
tiempo en soledad, quién iba a decirlo, quizá esté ahí la razón del sobrepeso.
Pregunta
Conociendo los datos aparecidos y que lo importante no es saber si el poeta consigue
siquiera esbozar el poema, es un profesional y algo terminará por ocurrírsele, por favor
respondan: ¿Hay alguien por ahí? Por favor. Por favor.



Diciembre busca nuestra mente irrazonable y nuestro punto G (ese punto que todos (¿todos?) debemos de tener (¿todos?) en el que sabemos (¿todos?) apreciar el fino estilete (¿todos?) de la ironía). Este Jesús simulado demuestra que ese límite, el del humor más escarapelado, también es motivo de juegos en su privilegiada mente inquieta.

Leamos otro ejemplo (es gratis):

RAZONES TONTAS PARA ODIAR A TINTÍN
Tintín me parecía un niño bien. Yo odiaba
a todo niño bien, las altas cunas.
Tal vez porque la mía
fue de hierro y de muelles o una manta en el suelo.
Tintín, digo, era un niño rubito y buscavidas,
un repipi con perro,
—perdón— con casi perro,
y unos bombachos tercos y con raya.
Tintín, caracolillo sobre la frente. El listo.
Como el listo de clase: repeinadito y pulcro,
y que era reportero nosequé y nosedónde,
ni cómo le enchufaron ni si tenía nómina.
El tonto de Tintín siempre encontraba puertas
secretas tras los muros en el último instante,
y mataban a otro.

Noticias desde el yermo, subtitula este libro el quimérico Jesús. El yermo debe ser la muerte o el recuerdo a su padre o las palabras que acarician a su hija (Julia. Si tuviesen su número de teléfono y sonase el contestador, oirían a Julia. Bip, una delicia) . Desde el yermo del presente aparecen sus amigos y su música preferida. Desde la distancia, la vida recorrida que no sabe del todo mal.

Diciembre es un poemario personal, intimista, lleno de metáforas ilegibles por las que el imaginario Jesús busca a su homónimo.

Diciembre es una bellísima elegía, un recuerdo anudado. Tras el vacío queda la piedra labrada con poemas, donde el amigo y el padre vuelven a mirar tras la ventana, en silencio, quizá para que sepas, Jesús, que siempre están allí.

Diciembre

Jesús Luis García Gardeta (1933 – 1983)

Mi padre está asomado a la ventana.

Me he despertado y le miro.

Ha entrado en mi cuarto y sin saber por qué se ha puesto a mirar por la ventana.

No se da cuenta que ya he abierto los ojos, que me he sentado al borde de la cama, que
le observo, que sin saber por qué también estoy mirando a la ventana.

Nada ocurre.

Hace sol, es diciembre, aún no han dado las doce.

Nada ocurre, no hace nada, tan sólo está inmóvil, mirando, sólo eso.

Algunas veces silba, casi en silencio, alguna cosa, una antigua canción.

Hoy no.
Hoy nada pasa.

Ayer estuvo en casa de su hermano, hicieron planes para estas fiestas, quién ponía el
champán, en qué lugar quedaban, a qué horas.

No sé por qué no gira la cabeza, no sé por qué no me habla.

Está de vacaciones, hace sol, es diciembre, mi hermano en la otra cama aún está
durmiendo, yo me vuelvo a acostar, cierro los ojos, sale.

Mi padre no murió aquella mañana.
Mi padre no murió después de dar las doce.

Tal vez algo más tarde, otro año, otro diciembre.

2 comentarios:

Ángel Muñoz dijo...

anotado baco

Luisa dijo...

Buen análisis, Baco. Me gusta que de vez en cuando, una pueda recalar en vuestra visión. Las perspectivas son impresionantes y el paisaje adquiere otras dimensiones. Tienes razón al decir que Urceloy nunca se olvida que está escribiendo poesía. Un buen maestro sabe como agarrar a las palabras con lazo y ubicarlas donde los pastos sean más productivos. Este poemario es para tenerlo en cuenta. Le añado a la lista de pendientes.

Un beso.