
No sé las
veces que había confiado en él, y él me había fallado. Podría esperármelo, pero
siempre le daba una segunda, una tercera, una cuarta oportunidad. Olvidaba
todo, yo no servía para guardar rencor en mi corazón. Al día siguiente, a la
semana siguiente, me cruzaba con él y le saludaba amistosamente, como si no
hubiese pasado nada .
Pero aquello
fue el colmo. No sabía qué decirles a los policías. No podía justificar mi
presencia allí de modo razonable, y me detuvieron.
Luego vino lo
del registro del coche, y las bolsas con la nieve.
Porque esto es nieve, ¿no?
¿Nieve?, ¿qué nieve?
¿Pero es que te vas a hacer el gilipollas
ahora, o qué?
Es que no sé de qué están hablando...
¿Qué no sabes...? Te vas a enterar, idiota.
Mi madre ni se
atrevía a mirarme a los ojos. Eso fue lo que más me dolió. Ni los gritos, ni
los insultos, ni el fuego que despedían los de mi padre, ni las amenazas en la
cárcel, ni los suplicios de los Pies Negros, ni la esclavitud a la que me
sometieron Tyrand y su banda como pago a su protección, ni la soledad absoluta
en la que me encontraba aún estando rodeado de gente. Nada
de todo aquello me dolió tanto como que mi madre no me mirase a los ojos en
aquellas primeras visitas. Se sentía avergonzada
de mí y no podía disimularlo. Ella, que me había protegido tanto, que decía que
era muy bruto pero muy noble, que era buena persona, un buen hijo. Ella ahora
también me creía culpable de todo aquello. Culpable porque no podía ser tan
tonto...
MÚSICA DE VENTANAS ROTAS
Autores. F.Spinoglio & J.A.Barrueco (coord.)
EDALYA EDITORIAL
Relatos (antología)
ISBN 978-84-945238-4-7
234 páginas
P.V.P. 13,50 euros
http://www.edalya.com/index.php/tienda/product/44-musica-de-ventanas-rotas
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario