¿Puede existir un poemario sustentado en el terror?
Jorge Sánchez lo intenta, ofreciéndo una reflexión que quiere hacernos pensar, recapacitar, que intenta que no olvidemos: el terror está presente en el alma humana.
Este es un poemario complejo. Nos ofrece claves para intentar comprender el alcance de lo que ocurrió a mediados del siglo XX en Europa, el exponente máximo del horror, de la barbarie.
Mentiras, miedo, muerte.
Jorge Sánchez lo intenta, ofreciéndo una reflexión que quiere hacernos pensar, recapacitar, que intenta que no olvidemos: el terror está presente en el alma humana.
Este es un poemario complejo. Nos ofrece claves para intentar comprender el alcance de lo que ocurrió a mediados del siglo XX en Europa, el exponente máximo del horror, de la barbarie.
Mentiras, miedo, muerte.
Reivindica todo aquello que hace olvidar lo que se denominó Holocausto, lo que los nazis designaron como Solución Final durante el III Reich. Un calificativo generalista que desgasta la profundidad de lo verdaderamente acontecido. Y lo hace ofreciendo lo único que individualiza esa generalidad que implica desapego, alejamiento, olvido.
Lo hace ofreciendo los nombres.
Los nombres de los campos de concentración, de los verdugos nazis, de las víctimas.
Los nombres de los campos de concentración, de los verdugos nazis, de las víctimas.
Por orden de Otto Ohlendorf.
a manos de Franz Stangl
murió en Treblinka
Joseph Cidius
( y así millones de personas, con nombres de familias enraizadas en una tierra desde generaciones, que fueron humilladas, acosadas, desposeídas de personalidad, vejadas y torturadas, antes de ser asesinadas)
Así queda claro de qué hablamos cuando nombramos la palabra “terror”.
a manos de Franz Stangl
murió en Treblinka
Joseph Cidius
( y así millones de personas, con nombres de familias enraizadas en una tierra desde generaciones, que fueron humilladas, acosadas, desposeídas de personalidad, vejadas y torturadas, antes de ser asesinadas)
Así queda claro de qué hablamos cuando nombramos la palabra “terror”.
Así de duro.
Si no quieren mirar, no miren, pero ahí esta la realidad, las barbaridades que son capaces de cometer “los seres humanos”.
Porque todos, ustedes también, no lo duden, lo llevan dentro.
© Esteban Gutiérrez Gómez
Porque todos, ustedes también, no lo duden, lo llevan dentro.
© Esteban Gutiérrez Gómez
El botón de la muestra:
DE SEMPRUN EN BUCHENWALD
“¡Krematorium ausmachen!”
“¡Crematorio, apaguen!”
“¡Apaguen el crematorio!”
Que ninguna luz de Buchenwald pueda servir de referencia a los bombarderos aliados.
“¡Apaguen!”.
Semprún aún se despierta con esa voz metalizada
manando de los altavoces del campo.
Una voz neutra, tranquila, sin apremio.
“¡Apaguen!”.
Sin histeria, sin rabia, sin miedo.
“¡Apaguen!”.
Que se detenga la cadena por unos minutos.
No pasa nada.
Simple precaución: hay que evitar que los enemigos se orienten.
“¡Apaguen!”.
Luego continuaremos.
Después coseremos los botones y plancharemos la camisa.
“¡Apaguen!”.
Las blancas y finas manos del locutor
ni siquiera tamborilean.
No se las frota. Las mantiene inmóviles,
una sobre la mesa
otra sobre el interruptor del micrófono
mientras su cuello se estira.
Sus manos son las que hablan en realidad.
No están cuarteadas, ni envejecidas prematuramente.
Seguramente sus uñas están bien pulidas.
“¡Apaguen!”.
Retira las manos y se incorpora.
Sus manos se mueven acompasadamente,
sin una tensión especial.
No es la primera vez.
Nadie va a bombardear Buchenwald.
Puede tomar un cigarrillo con una de sus manos y unas cerillas con la otra.
No se quemará.
“¡Krematorium ausmachen!”
“¡Crematorio, apaguen!”
“¡Apaguen el crematorio!”
Que ninguna luz de Buchenwald pueda servir de referencia a los bombarderos aliados.
“¡Apaguen!”.
Semprún aún se despierta con esa voz metalizada
manando de los altavoces del campo.
Una voz neutra, tranquila, sin apremio.
“¡Apaguen!”.
Sin histeria, sin rabia, sin miedo.
“¡Apaguen!”.
Que se detenga la cadena por unos minutos.
No pasa nada.
Simple precaución: hay que evitar que los enemigos se orienten.
“¡Apaguen!”.
Luego continuaremos.
Después coseremos los botones y plancharemos la camisa.
“¡Apaguen!”.
Las blancas y finas manos del locutor
ni siquiera tamborilean.
No se las frota. Las mantiene inmóviles,
una sobre la mesa
otra sobre el interruptor del micrófono
mientras su cuello se estira.
Sus manos son las que hablan en realidad.
No están cuarteadas, ni envejecidas prematuramente.
Seguramente sus uñas están bien pulidas.
“¡Apaguen!”.
Retira las manos y se incorpora.
Sus manos se mueven acompasadamente,
sin una tensión especial.
No es la primera vez.
Nadie va a bombardear Buchenwald.
Puede tomar un cigarrillo con una de sus manos y unas cerillas con la otra.
No se quemará.
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********************************************DEL TERCER REICH, de J. JORGE SÁNCHEZ
Libro de poemas que nos muestra el holocausto. El autor nos habla del dolor de las víctimas que lo padecieron, de la ironía de ser ejecutados por defender una creencia, tan válida, como otra cualquiera. El poeta pone voz, la hace suya, nuestra, a las almas que murieron en Auschwitz y otros campos de concentración, al horror de las que sobrevivieron. La deuda que todos les debemos y que será difícil abolir.
El poemario está dividido en siete grupos:
Miedo en el inicio del milenio.
Los nombres de los hombres.
El destino del mal.
La prisión de Dios.
El reino de la apariencia.
Epílogo: Infinito y totalidad
Cronotopías: Brumas en poemas.
En el primero (Miedo en el inicio del milenio) nos habla de la sensación angustiosa del miedo a todo, a lo que nunca se tuvo antes, como a una mirada y a un nombre.
“Miedo, nada más que miedo.
Miedo y nada.(...)
Miedo de Lager, claro está.
Pero aún más. Otro miedo.”(...)
Seres que han perdido el espíritu de lucha. Dentro de su alma quieren creer que les salvaran, que alguien hará algo y les salvaran. Sólo queda la esperanza.
El poeta nos provoca, lanzando una queja dura sobre aquellos que sólo miramos y creemos que con eso basta.
“Como a la luz absoluta, no puede mirarse directamente al horror absoluto:
ciega.
No cabe sino proveerse de algún postizo,
un cristal ahumado,
para poder distinguir algo.
Pero no es suficiente con ello.”(...)
En el segundo grupo (Los nombres de los hombres) nos da algunos nombres de los muchos verdugos. Nos aporta rasgos de sus personas tanto físicos como psíquicos, de las conciencias de los aniquiladores en el cumplimiento de su deber.
(...)“Horst Wessel publicaba su poema: “¡Al viento las banderas!”.
Muerto, el texto se convirtió en himno.
Adolf Hitler lo ensalzaba y muchos lo entonaban.”(...)
Doctor Goebbels
(...)“Joya abyecta, pérfida piedra preciosa del mal,(...)
En sus diarios,
amenaza el vigor de una inteligencia humana,(...)
de un objetivo extraordinario:
el asesinato de una representación humana del mundo.”(...)
Ohlendorf
(...)“Él, pelo lacio y negro, rostro frío pero apuesto,
manos delicadas y habla pausada y respetuosa.
acarreaba 90.000 asesinatos.(...)
“¿Qué otra cosa podríamos haber hecho?”, se quejaba a su mujer.”(...)
Franz y Karl
(...)“Franz colaboró en la aplicación del programa de eutanasia.Un
mérito a ojos de sus superiores.
Karl
(...)General de las SS, ayudante de Himmler(...)enlace
entre este y el Führer.
(...)no son más que dos entre los miles de
verdugos que apenas redimieron su culpa.”
Hay un poema en esta serie que nos habla de un lugar en el que deberían estar los nombres de las víctimas y de los verdugos, de los torturadores, de los asesinos, para que no se borren jamás.
“En algún lugar debería conservarse el recuerdo, los nombres de los hombres
(y de las mujeres, por supuesto).(...)
debería incluir los nombres, las fotografías y las biografías de los
otros, de los verdugos.
No sería mucho más pequeño que el de las víctimas.”(...)
Libro de poemas que nos muestra el holocausto. El autor nos habla del dolor de las víctimas que lo padecieron, de la ironía de ser ejecutados por defender una creencia, tan válida, como otra cualquiera. El poeta pone voz, la hace suya, nuestra, a las almas que murieron en Auschwitz y otros campos de concentración, al horror de las que sobrevivieron. La deuda que todos les debemos y que será difícil abolir.
El poemario está dividido en siete grupos:
Miedo en el inicio del milenio.
Los nombres de los hombres.
El destino del mal.
La prisión de Dios.
El reino de la apariencia.
Epílogo: Infinito y totalidad
Cronotopías: Brumas en poemas.
En el primero (Miedo en el inicio del milenio) nos habla de la sensación angustiosa del miedo a todo, a lo que nunca se tuvo antes, como a una mirada y a un nombre.
“Miedo, nada más que miedo.
Miedo y nada.(...)
Miedo de Lager, claro está.
Pero aún más. Otro miedo.”(...)
Seres que han perdido el espíritu de lucha. Dentro de su alma quieren creer que les salvaran, que alguien hará algo y les salvaran. Sólo queda la esperanza.
El poeta nos provoca, lanzando una queja dura sobre aquellos que sólo miramos y creemos que con eso basta.
“Como a la luz absoluta, no puede mirarse directamente al horror absoluto:
ciega.
No cabe sino proveerse de algún postizo,
un cristal ahumado,
para poder distinguir algo.
Pero no es suficiente con ello.”(...)
En el segundo grupo (Los nombres de los hombres) nos da algunos nombres de los muchos verdugos. Nos aporta rasgos de sus personas tanto físicos como psíquicos, de las conciencias de los aniquiladores en el cumplimiento de su deber.
(...)“Horst Wessel publicaba su poema: “¡Al viento las banderas!”.
Muerto, el texto se convirtió en himno.
Adolf Hitler lo ensalzaba y muchos lo entonaban.”(...)
Doctor Goebbels
(...)“Joya abyecta, pérfida piedra preciosa del mal,(...)
En sus diarios,
amenaza el vigor de una inteligencia humana,(...)
de un objetivo extraordinario:
el asesinato de una representación humana del mundo.”(...)
Ohlendorf
(...)“Él, pelo lacio y negro, rostro frío pero apuesto,
manos delicadas y habla pausada y respetuosa.
acarreaba 90.000 asesinatos.(...)
“¿Qué otra cosa podríamos haber hecho?”, se quejaba a su mujer.”(...)
Franz y Karl
(...)“Franz colaboró en la aplicación del programa de eutanasia.Un
mérito a ojos de sus superiores.
Karl
(...)General de las SS, ayudante de Himmler(...)enlace
entre este y el Führer.
(...)no son más que dos entre los miles de
verdugos que apenas redimieron su culpa.”
Hay un poema en esta serie que nos habla de un lugar en el que deberían estar los nombres de las víctimas y de los verdugos, de los torturadores, de los asesinos, para que no se borren jamás.
“En algún lugar debería conservarse el recuerdo, los nombres de los hombres
(y de las mujeres, por supuesto).(...)
debería incluir los nombres, las fotografías y las biografías de los
otros, de los verdugos.
No sería mucho más pequeño que el de las víctimas.”(...)
La tercera parte (El destino del mal) hace un recorrido por los lugares bellos de la tierra. Nos los muestra como pequeños paraísos para ser disfrutados. Nos habla de los lugares que habitan en nuestro interior. Después, nos va descubriendo lo terriblemente horrorosos en que hemos convertido aquellos lugares de ensueño.
“Buchenwald: “bosque de hayas”.
Birkenau: “campo de abedules”.(...)
(...)“Al otro lado del espejo no se refleja el mal, sino el bien.”(...)
(...)“Ni los hombres de Neandertal, ni los griegos, ni los persas,
reservaban un lugar para su “Hitler”en las profundidades des espiritu.”(...)
(...)“Había que adoptar la difícil decisión de conseguir que esa gente
desapareciera de la faz de la tierra...”(...)
La cuarta parte (La prisión de Dios) nos habla de una prisión, una muy grande donde entraron miles de personas. El poeta dedica cuatro poemas seguidos a Auschwitz.
(...)“Dios estuvo en un campo porque
cuando los soviéticos liberaron Auschwitz
se borraron los últimos rastros que Dios había dejado en la historia.”(...)
Uno a Treblinka.
“Me dicen que de Treblinka no queda ningún rastro.
Donde se levantó el campo se extiende un prado.”(...)
(...)“No siempre una imagen vale más que mil palabras.”(...)
Uno a Buchenwald.
“¡Krematorium ausmachen!”
“¡Crematorio, apaguen!”
“¡Apaguen el crematorio!”
Que ninguna luz de Buchenwald pueda servir de referencia a los
bombarderos aliados.”(...)
Cierra este grupo, Las Marchas de la muerte.
(...)“Casi completa sintaxis de la crueldad:
Marchas a la muerte,
ante la muerte,
bajo la muerte,
con la muerte,
contra la muerte,
de la muerte,
desde la muerte,
en la muerte,
entre la muerte...
marchas tras la muerte.”
En la quinta parte (El reino de la apariencia ) el poeta nos habla de las apariencias. Las de la vida y las que vamos hallando. De los ejecutores.
(...)“Llegan a gastarse incalculables sumas de vida en la resolución del jeroglífico,
en la conclusión del desborde de los signos.”
(...)“Sentido del espectáculo”.
algo que nunca les falto a los nazis.
En el espectáculo, en la apariencia, en la ficción, se esconde uno de
sus grandes secretos.”
(...)“(¿Pero acaso no aspiraban los nazis
a devolver su sentido absoluto e inalterable a los conceptos que
designaban el auténtico ser?).”(...)
(...)”Los hubo burocráticos como Eichmann, reflexivos como Ohlendorf
o esquizofrénicos como Nebe, que conspiraba contra Hitler mientras
mataba judíos en Rusia.”
Llegamos al Epílogo (parte sexta) casi sin aliento. Un largo y maravilloso poema en el que nos muestra lo que no se puede creer ni comprender.
(...)“el Tercer Reich se desborda hacia el horizonte de lo incomprensible.”(...)
(...)“Los vejados, los masacrados, los aniquilados, nos llaman. Piden la
reparación. Pero no demandan un muro para los lamentos,
una paciente elaboración del listado, un sencillo recordatorio.
Suplican el sentido. Ruegan que su nombre no sea tomado en vano.”(...)
(...)“Que se atienda a lo incomprensible y no nos consolemos con las
imágenes y las cifras que dejan el Apocalipsis para más adelante.”(...)
(...)“La última cárcel de Dios. Arrastrado por la historia, zaherido por el
incumplimiento de su anhelo,”(...)
(...)“Y la razón, esclava de Mephisto, acabó abdicando sin ni siquiera
apercibirse. Creyó que seguía reinando,
pero ya sólo era un espantapájaros y la tragedia se representó hasta
el final, en su totalidad.”
“Buchenwald: “bosque de hayas”.
Birkenau: “campo de abedules”.(...)
(...)“Al otro lado del espejo no se refleja el mal, sino el bien.”(...)
(...)“Ni los hombres de Neandertal, ni los griegos, ni los persas,
reservaban un lugar para su “Hitler”en las profundidades des espiritu.”(...)
(...)“Había que adoptar la difícil decisión de conseguir que esa gente
desapareciera de la faz de la tierra...”(...)
La cuarta parte (La prisión de Dios) nos habla de una prisión, una muy grande donde entraron miles de personas. El poeta dedica cuatro poemas seguidos a Auschwitz.
(...)“Dios estuvo en un campo porque
cuando los soviéticos liberaron Auschwitz
se borraron los últimos rastros que Dios había dejado en la historia.”(...)
Uno a Treblinka.
“Me dicen que de Treblinka no queda ningún rastro.
Donde se levantó el campo se extiende un prado.”(...)
(...)“No siempre una imagen vale más que mil palabras.”(...)
Uno a Buchenwald.
“¡Krematorium ausmachen!”
“¡Crematorio, apaguen!”
“¡Apaguen el crematorio!”
Que ninguna luz de Buchenwald pueda servir de referencia a los
bombarderos aliados.”(...)
Cierra este grupo, Las Marchas de la muerte.
(...)“Casi completa sintaxis de la crueldad:
Marchas a la muerte,
ante la muerte,
bajo la muerte,
con la muerte,
contra la muerte,
de la muerte,
desde la muerte,
en la muerte,
entre la muerte...
marchas tras la muerte.”
En la quinta parte (El reino de la apariencia ) el poeta nos habla de las apariencias. Las de la vida y las que vamos hallando. De los ejecutores.
(...)“Llegan a gastarse incalculables sumas de vida en la resolución del jeroglífico,
en la conclusión del desborde de los signos.”
(...)“Sentido del espectáculo”.
algo que nunca les falto a los nazis.
En el espectáculo, en la apariencia, en la ficción, se esconde uno de
sus grandes secretos.”
(...)“(¿Pero acaso no aspiraban los nazis
a devolver su sentido absoluto e inalterable a los conceptos que
designaban el auténtico ser?).”(...)
(...)”Los hubo burocráticos como Eichmann, reflexivos como Ohlendorf
o esquizofrénicos como Nebe, que conspiraba contra Hitler mientras
mataba judíos en Rusia.”
Llegamos al Epílogo (parte sexta) casi sin aliento. Un largo y maravilloso poema en el que nos muestra lo que no se puede creer ni comprender.
(...)“el Tercer Reich se desborda hacia el horizonte de lo incomprensible.”(...)
(...)“Los vejados, los masacrados, los aniquilados, nos llaman. Piden la
reparación. Pero no demandan un muro para los lamentos,
una paciente elaboración del listado, un sencillo recordatorio.
Suplican el sentido. Ruegan que su nombre no sea tomado en vano.”(...)
(...)“Que se atienda a lo incomprensible y no nos consolemos con las
imágenes y las cifras que dejan el Apocalipsis para más adelante.”(...)
(...)“La última cárcel de Dios. Arrastrado por la historia, zaherido por el
incumplimiento de su anhelo,”(...)
(...)“Y la razón, esclava de Mephisto, acabó abdicando sin ni siquiera
apercibirse. Creyó que seguía reinando,
pero ya sólo era un espantapájaros y la tragedia se representó hasta
el final, en su totalidad.”
La parte final (Cronotopías: Brumas en poemas ) nos ofrece nombres de campos de concentración, con fechas de cuando fueron abiertos y cerrados, y el número de personas que murieron en ellos. Nombra también a judíos que se unieron a los nazis. Y, por último, también a los asesinos y cómo fueron juzgados y condenados.
(...)TREBLINKA
Campo de exterminio. Fundado en 1942 y cerrado un año más tarde
cumplido su cometido con eficacia excepcional.
Aunque 600 prisioneros lograron huir tras una rebelión, más de
700.000 fueron gaseados.
El campo más inauditamente cruel.
(...)STREICHER, JULIUS
(1885-1946)
El antisemita más inconcebible de todos. Director del semanario
pornográfico Der Stürmer.
Condenado a muerte en Nuremberg, fue ahorcado.
Se dirigió al patíblo gritando frenéticamente “¡Heil Hitler!”, “¡Heil Hitler!”...
Opinión personal:
La ausencia de figuras retóricas todavía lo hace más árido y encarnizado. Me deja agazapada mientras me golpea con fuerza la cara, los ojos, el alma. Sus versos son látigos que chiscan en el aire mientras los lees y te abren la piel cuando descubres la terrible verdad, la que de vez en cuando nos apetece no ver, no saber.
Hace dos años estuve viajando por Polonia y visité, entre otras cosas, algunos de estos campos, lo único que podía a hacer era llorar y morderme los labios. Un dolor y una pena infinita se apoderaba de mí mientras descubría los montones de maletas, de zapatos, las gafas, el pelo rasurado de los que iban a morir. Las latas que contenían el veneno. La imágenes de los que habitaron esos campos, esas barracas, me acompañan muchas veces. Después de terminar este libro he vuelto a sentir esa desolación. He vuelto a ver los hornos, las tapias de fusilamiento, el tren cargado de falsa esperanza en el que llegaban los que habrían de morir. He vuelto a descender a los guetos y, paseando por sus cementerios, he depositado una piedra sobre algunas tumbas. Este acto nos indica que recordamos a esa persona y que limpiamos su alma. Supongo que es una ironía. Somos nosotros los que deberíamos limpiar la nuestra.
Nunca había sentido tanto frío entre versos.
© María Jesús Silva
(...)TREBLINKA
Campo de exterminio. Fundado en 1942 y cerrado un año más tarde
cumplido su cometido con eficacia excepcional.
Aunque 600 prisioneros lograron huir tras una rebelión, más de
700.000 fueron gaseados.
El campo más inauditamente cruel.
(...)STREICHER, JULIUS
(1885-1946)
El antisemita más inconcebible de todos. Director del semanario
pornográfico Der Stürmer.
Condenado a muerte en Nuremberg, fue ahorcado.
Se dirigió al patíblo gritando frenéticamente “¡Heil Hitler!”, “¡Heil Hitler!”...
Opinión personal:
La ausencia de figuras retóricas todavía lo hace más árido y encarnizado. Me deja agazapada mientras me golpea con fuerza la cara, los ojos, el alma. Sus versos son látigos que chiscan en el aire mientras los lees y te abren la piel cuando descubres la terrible verdad, la que de vez en cuando nos apetece no ver, no saber.
Hace dos años estuve viajando por Polonia y visité, entre otras cosas, algunos de estos campos, lo único que podía a hacer era llorar y morderme los labios. Un dolor y una pena infinita se apoderaba de mí mientras descubría los montones de maletas, de zapatos, las gafas, el pelo rasurado de los que iban a morir. Las latas que contenían el veneno. La imágenes de los que habitaron esos campos, esas barracas, me acompañan muchas veces. Después de terminar este libro he vuelto a sentir esa desolación. He vuelto a ver los hornos, las tapias de fusilamiento, el tren cargado de falsa esperanza en el que llegaban los que habrían de morir. He vuelto a descender a los guetos y, paseando por sus cementerios, he depositado una piedra sobre algunas tumbas. Este acto nos indica que recordamos a esa persona y que limpiamos su alma. Supongo que es una ironía. Somos nosotros los que deberíamos limpiar la nuestra.
Nunca había sentido tanto frío entre versos.
© María Jesús Silva
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J.Jorge Sánchez presentará su nuevo poemario "Filosofía de la minucia" el próximo viernes 5 de diciembre, a las 21:00 horas, en el Bukowski Club de Madrid (San Vicente Ferrer 25, metro Tribunal).
2 comentarios:
He leído Filosofía de la minucia que me ha parecido muy bueno y sabía que existía este libro pero no que fuera tan interesante. ¿Sabéis dónde se puede conseguir? Es que en la página de Germania (que además parece que no funciona) no sale.
Laura: Mucho me temo que sea improbable que lo encuetres. Le preguntaré a Jorge el viernes y te cuento.
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