El escriba, de Robert y Shana ParkeHarrison

El escriba, de  Robert y Shana ParkeHarrison
"Un libro debería ser un hacha para romper el mar congelado en nuestro interior" "¿Por qué la gente del futuro se molestaría en leer el libro que escribes si no les habla personalmente, si no les ayuda a encontrar significado a su vida?" J.M. COETZEE ("VERANO")

9/1/14

Gente simpática. La banda sonora (16): “Animal caliente”, de Barricada (versión de Insolenzia & All The Band)

16. “Animal caliente”, de Barricada (versión de Insolenzia & All The Band)

“Vemos el comienzo del tema. Suena bien. Los Insolenzia están logrando mantener el nivel de Lilith. De pronto me doy cuenta de que el cartel de Simpatía se cae. Roche también lo ha visto y ha sido más rápido. Salta al escenario y lo recoge justo cuando se está cayendo. Yo le ayudo a plegarlo y hago señas a la gente de la editorial para sacarlo fuera del escenario. Luego me quedo delante, viendo el espectáculo.
Patxi y yo necesitamos fumarnos el miedo a la responsabilidad, es posible que hagamos el ridículo más espantoso, pero en el cuarto tema subiremos al escenario y cantaremos el “Animal caliente” de Barricada junto con Insolenzia, Agnes y Kb. Nos miramos y nos entendemos. Abrimos la puerta de la salida de emergencia y no somos tan listos como Carol: la puerta se cierra. Abrimos entonces la del exterior y comenzamos a echar humo. Hablamos del concierto, de las buenas vibraciones que estamos obteniendo con la gira, de la implicación de los autores músicos y de sus bandas, de lo bueno que es conocer a más gente afín en casi todos nuestros gustos. Fumamos y bebemos. A mí ya se me ha abierto la espita y he ido a mear un par de veces. Meadas largas, placenteras. Se abre la puerta y Carol nos acompaña. Tampoco está rápida y la puerta interior vuelve a cerrarse. Hablamos con ella sobre el concierto de Lilith y nos certifica lo que ya veíamos: son una banda completamente ensamblada, hecha, rodada. Son una empresa y una familia a la vez. Parece que Carol y Agnes son las que toman las decisiones. Carol, además de llevar el merchandising es la road mánager del grupo. Nos cuenta cómo todo está planificado, como Agnes nada más acabar el concierto acude al puesto para llamar la atención y lograr alguna venta más, cómo trabaja su magnetismo para el bien del grupo. Nos dice cómo funcionan las cosas. La venta importante se hace al principio del concierto y luego se remata al final. Nos habla de las ciudades en las que los seguidores de Lilith compran más camisetas y de las que se venden menos. No sé el tiempo que llevarán juntos, pero son una piña, una roca. Luego descubriremos que son algo más que eso.
Está acabando el tercer tema y golpeamos la puerta pero nadie nos abre. Quim está al frente del puesto y no nos escucha. Seguimos golpeando la puerta y por un momento pienso que nos van a llamar al escenario y nosotros vamos a estar encerrados. Patxi dice que salgamos a la calle y rodeemos el edificio, pero yo no le escucho y golpeo la puerta con las palmas de las manos abiertas. Carol intenta marcar un número con el móvil. Cuando vemos que el tema está acabando yo tengo rojas las palmas de las manos. Me doy por vencido y salimos por la puerta de la calle. Justo en ese instante Javier nos abre la puerta y podemos ver los acordes finales del tema. No nos da tiempo a ponernos nerviosos. Ya lo estamos, aunque por distinto motivo al de la responsabilidad de hacer el ridículo. Es para escribirlo le digo a Patxi. Ya te digo, me contesta, son tantas cosas.

Todo se calma un poco y Daniel nos busca con la mirada. Habla a la gente, cuenta al público lo que va a pasar ahora y nos llama al escenario uno a uno: Agnes, Kb, Patxi, Esteban. Nos llama por nuestro nombre y vamos subiendo. De un salto me planto en el escenario y ocupo el micrófono de la derecha, el que ha tirado Rafa un par de veces en el último tema de Lilith. Lo cojo y, mientras algunas bromas ayudan a distender la tensión, susurro animal caliente. Me sorprendo de escucharme por los monitores de escenario. Kb nos la juega. Anuncia que el debut debe ser en solitario, que Patxi y yo somos los que debemos cantar y ellos hacen los coros. Las bolas se nos suben a la garganta. Barricada era uno de mis grupos fetiche, seguí su carrera cosida a mi vida hasta el “Balas blancas”. Es el último tema que recuerdo haber coreado de ellos. “Animal caliente” era un tema que me gustaba, pero mi vida por aquella época estaba a miles de kilómetros de distancia de esta realidad y no lo conocía tanto como para saber de memoria la letra. Cuando Dani me dijo que subiríamos a cantar ese tema con él, tuve que buscarlo y grabarlo. Encontré varias versiones en Internet y las metí en mi mp3. Estuve dos semanas escuchando el tema para aprenderlo, para corearlo, para poderlo cantar. Patxi sí lo conocía, y sí lo había cantando en los conciertos, pero hacerlo sobre el escenario era otra cosa. Las bolas en la garganta, pero se trata tan solo de cantar y escupirlas por la boca. Y eso hacemos, arropados por todos. A la segunda estrofa, frente por frente con Kb, ya he soltado los nervios y el miedo al ridículo lo he expulsado a grito pelado. Desde el diafragma, como me enseñaron hace años, sale mi voz. Patxi no se queda atrás y el trío funciona. Al otro lado del escenario, Isabel y Agnes proyectan sus voces frente a frente. Dani, en medio, dirige la orquesta. Patxi y yo no nos movemos del sitio, siempre a la derecha, con la mano sobre el micrófono y la vena del cuello hinchada. Dani y Kb se alternan para ocupar el micro del centro. Cuando Dani viene hacia nosotros leo simpatía en su mirada. Cantamos juntos y por primera vez miro al público, que también está cantando, que está botando, que se lo está pasando genial. Distingo a los Lilith ofreciéndonos sus cervezas, como alguna vez hago yo cuando en los conciertos la banda se dirige a nosotros y yo respondo levantado mi vaso como diciendo: “este trago es por vosotros”. La letra de la canción pasa de mi estómago a mi voz sin pasar por la cabeza. No necesito recordar la letra, me sale de dentro y siento una satisfacción difícil de superar. Cuando me quiero dar cuenta todo son aplausos y silbidos. Ya hemos acabado. A Patxi le brillan los ojos. Le dijo a su hijo Hugo que en Zaragoza iba a subir al escenario a cantar una canción. Hugo se quedó con la boca abierta, ¿de verdad, aita? Espero que haya fotos para atestiguarlo, para que Hugo las ponga en su habitación y vacile con sus amigos.
Nos abrazamos sobre el escenario. Todos con todos, mientras los aplausos no dejan de hacernos vibrar. Ha sido la hostia. El otro Patxi, ya bastante perjudicado, y Rafa, nos felicitan. Preguntamos si se nos oía, si se distinguían las voces entre las de los demás y sí, al parecer sí. Espero que no hayamos desafinado demasiado. Yo tengo el convencimiento de que ha salido bien.”

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