A Gsús Bonilla, a Francisco Cenamor, y a todos los que se han hecho eco de esta propuesta bloguero-literaria.
Aquí, en Fuenla, llegaron textos de todo el mundo. Se leyeron y se pegaron, hubo cierto eco institucional y mediático, disfrutamos del frío y de la compañía de amigos.
Que nunca más ocurra. Y si vuelve a ocurrir, como dice Ana Rossetti, que les condenen por ello.
No se puede ser víctima y verdugo a la vez.
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