Revista digital Letras

Como cada viernes.
Ya podéis acostumbraros a buscarla.
Una gentileza de Salvador Moreno.



Esta semana Salvador publica "Como un canto rodado", uno de los cuentos de El Laberinto de Noé, y una reseña del libro. Gracias, Salvador.

Pero me quedo con el
EDITORIAL


Estimados Lectoras/es, otro
número de Letras que está
listo y depositado en tu
cuenta de correo. Una vez
ahí, pueden suceder muchas
cosas. Quizá las más importantes
sean las que a continuación
detallo:
1ª; que este email vaya directamente
a tu glotona papelera
de reciclaje, que engulle
cuanto cae en sus fauces sin
escrúpulo, y sin conmiseración,
relegando este email a
la lista de correo no deseado.
2ª; que este email sea recibido
con satisfacción y con
muestra de cariño, y, si me
apuras, con algo de incertidumbre
por ver qué te traigo
de nuevo en este Letras del
20N.
Tanto la primera como la
segunda acción obedecen al
libre albedrío del destinatario/
a que recibe esta misiva
cibernética; y son, por tanto,
ambas acciones dignas de
respeto. Porque no puede
haber nada más grande y
bello que la capacidad de
elección en cuanto a lo que
queremos o no leer.
Por tanto, para mí es admirable,
del mismo modo que
leas Letras como que la envíes
a la basura cibernética,
detalle que puede demostrar
tu madurez y seguridad en ti
misma/o.
Sea lo primero o lo segundo
te agradezco el detalle de
abrir el correo y descubrir
que lo que te ofrezco es un
trozo de mi sueño, por no
decir el sueño entero, porque
son muchos otros retazos que
van creando el sueño completo,
pero esto lo irás comprobando
poco a poco si eres
de los que pertenecen a la
acción 2ª.
No se alarmen los historiadores
porque publique Letras
en un 20N, día que por
desgracia, fue celebrado en
España durante muchos
años, primero durante la
dictadura que celebró la
muerte del creador de la
Falange, José Antonio Primo
De Rivera; y después, por
suerte y ley de vida, durante
menos años, pero quizá con
mayor euforia, llevamos
celebrando la muerte, precisamente
del que convirtió la
fecha primera en el “Día del
Dolor”: sería el de todos los
muertos que éste dejó a
disposición de cunetas, descampados
y tapias de cementerio
en su avance hacia el
poder donde se apoltronaría
durante cuarenta años
imponiendo su ley.
No, no teman, mi abuelo fue
uno de los miles que dejaron
Editorial
su sangre sobre la blanca cal
de la tapia del cementerio
de San Fernando de Sevilla,
precisamente por anarquista,
y a pesar de ello ni la ley
de la memoria histórica, ni
ningún gesto de homenaje,
podrá devolverle, ni a él, ni
a tantos miles, el derecho a
haber tenido una vida
digna.
A Salvador Valencia Jiménez
y todos los que
lucharon por la libertad y la
igualdad va dedicado
este Letras del 20N.