Ya sabes cómo me gusta este grupo. Concretamente, me remonto al comienzo de un curso, un instituto, y un montón de nuevos colegas que compartían casa (por supuesto tres o cuatro años mayores que yo) y para qué te voy a contar las que se montaban en aquél piso… El poema, amor eterno, aunque hay cierto idioma de piedra respirando a lo largo de los siglos. No sé por qué me ha recordado a un cuento que me encantaba de pequeña, algo sobre una estatua y una golondrina… ya sabes cómo son los símbolos, nos muestras imágenes que cada uno interpreta a su manera.
Ya sabes cómo me gusta este grupo. Concretamente, me remonto al comienzo de un curso, un instituto, y un montón de nuevos colegas que compartían casa (por supuesto tres o cuatro años mayores que yo) y para qué te voy a contar las que se montaban en aquél piso…
ResponderEliminarEl poema, amor eterno, aunque hay cierto idioma de piedra respirando a lo largo de los siglos. No sé por qué me ha recordado a un cuento que me encantaba de pequeña, algo sobre una estatua y una golondrina… ya sabes cómo son los símbolos, nos muestras imágenes que cada uno interpreta a su manera.
Un beso.
Los extremos, lo dulce y lo amargo; la vida y la muerte, ayer... hoy, mañana?
ResponderEliminarBesos
Me alegro, Luisa, de que te alguna evocación emane del video y del poema. ¡Que tiempos aquellos!
ResponderEliminarEs nuestro destino: ser piedra que envejece.
Besos
Está n próximos esos extremos, Ada, a un sólo paso.
ResponderEliminarBesos
Veintiuna palabras de luz y dieciseis de tristeza. Por ahora va ganando la alegria. Me ha gustado.
ResponderEliminarR.Cruz-Sevilla
Fuerte abrazo, Señor Cruz.
ResponderEliminarSiempre gana la luz.