El escriba, de Robert y Shana ParkeHarrison

El escriba, de  Robert y Shana ParkeHarrison
"Un libro debería ser un hacha para romper el mar congelado en nuestro interior" "¿Por qué la gente del futuro se molestaría en leer el libro que escribes si no les habla personalmente, si no les ayuda a encontrar significado a su vida?" J.M. COETZEE ("VERANO")

27/1/13

El diablo a todas horas, de Donald Ray Pollock




El diablo a todas horas
Donald Ray Pollock

 
Submundo

Sin duda alguna Knockemstiff me dejó impactado. Leí el libro de relatos de Donald Ray Pollock por recomendación encarecida (lo vas a flipar) de José Ángel Barrueco. Acertó de lleno en la diana, aquellos cuentos completamente desesperanzadores todavía dan hoy vueltas en mi cabeza. Los personajes de la llamada Norteamérica profunda pujan por salir de su miseria hundiéndose más en ella, más y más, hasta que acaban tragados por la inmundicia. Sí, no future: si naciste para martillo, del cielo te caen los clavos.

Donald Ray Pollock llega tarde a la publicación, a los 55 años (Knockemstiff se publicó en 2008 en Estados Unidos, y se tradujo al castellano (brutal la traducción de Javier Calvo) publicándose por Libros del Silencio en febrero de 2011), pero durante todos estos años estuvo amasando el buen hacer literario, la técnica que dota a su narrativa de efectividad.

El diablo a todas horas, su primera novela, se publica en Estados Unidos en 2011 y su éxito es inmediato. Prosigue Donald Ray Pollock con la narrativa descarnada, franca y no amigable, con decorados en pueblos fantasmas de ese Estados Unidos sureño, selvático, y personajes humanizados despojados de caretas: tontos de pueblo, poderosos infelices, corruptos hombres de la ley, entregados seguidores de Dios, asesinos en busca de la última instantánea, putas sin posibilidad de ser otra cosa… Vuelve  Donald Ray Pollock a equilibrar la balanza entre personajes buenos y personajes malvados, exactamente de la misma manera que lo hacía Cormac McCarthy en La oscuridad exterior, sin duda alguna una de sus mayores influencias. Personajes, en suma, que no pueden escapar de su negro destino.

Al igual que en Knockemstiff se entrelazan las historias de un modo casi fragmentario, pero el armazón resultante, la estructura que soporta la narración, es un entramado perfecto, equilibrado, que hace que la novela obtenga una consistencia acerada.

Solo un fragmento se escapa de esa estructura, el capítulo inicial que, a modo de preámbulo necesario, nos hace aterrizar en un mundo de sombras, de rezos a la sangre, de sacrificios de animales (y otros “tipos” de sacrificios), de bestialismo y crueldad inimaginables. Un mundo oscuro del que solo se saldrá al acabar de leer la novela.

Y será entonces, cuando la novela ya esté leída, cuando empezarán a deambular por la memoria todas las imágenes que sugiere El diablo a todas horas: cadáveres con ramas insertadas en los orificios de bala que les causaron la muerte, troncos pringosos cubiertos de sangre con miles de insectos a su alrededor, arañas recorriendo el suelo de la iglesia a la búsqueda de fieles creyentes, “basura blanca” con un bote al cuello en el que caen sus babas, muchachas que quemaron la ficha del futuro condenadas a no salir jamás de sus agujeros…

 Como dice Kiko Amat, el artífice de que se haya publicado tan pronto a Donald Ray Pollock en España: una auténtica gozada.

 
Donald Ray Pollock
El diablo a todas horas
Traducción de Javier Calvo
Colección Miradas
Idioma original: Inglés
Publicación: Noviembre 2012
Rústica 21 x 14 cm.
ISBN: 978-84-940156-5-6
376 páginas
22. euros
 

23/1/13

Animales perdidos, de Vicente Muñoz Álvarez








ANIMALES PERDIDOS
Vicente Muñoz Álvarez

Agradecido

La superación no es un camino que lleve necesariamente a la cima, no necesariamente significa ser más o mejor.
Superar algo suele implicar hallar algo de luz, pero no siempre el sol nos ilumina.
Cerrar los ojos puede convertirse en una vuelta al pasado.
El mal y el bien se complementan, nos permiten percibir el grado de uno y otro en comparación forzosa.
Es algo básico, pero no debemos olvidarlo si nos gusta vivir en los extremos, si lo que encontramos en equilibrio no nos motiva o no somos capaces de encontrar el punto medio, aunque sea ese equilibrio el que sabemos que debemos perseguir.
No, no es fácil descubrir la armonía.

Acabo de leerlo y vuelvo sobre las páginas con la punta doblada que marcan los poemas que me han llegado adentro. Son muchos, la esquina superior derecha es un fuelle de pasión. Cierro la tapa de Animales perdidos después de la relectura y consigo sonreír. Pienso que acabo de leer un resumen poético de los últimos años de Vicente Muñoz Álvarez, pinceladas auténticas de su vida, siempre en la lucha. Como creo conocer a Vic me alegro y sonrío: creo saber cuáles son los demonios que le atormentan y aquellos otros que le dan la vida.
Vivir no es fácil.
Vivir buscando cada instante el significado de las cosas, no es fácil.
Lo contrario, abandonarse, tampoco es una solución cómoda.
Huir de la mediocridad que domina el punto intermedio también es complicado.
No hay ficción que supere esa realidad.

Porque Animales perdidos es, sobre todo, un testimonio de vida, un testimonio de no ficción, en el que Vicente Muñoz Álvarez nos ofrece el tránsito desde el hundimiento hasta la plenitud, desde el desafecto hasta el amor. Ese amor que parece haberlo sanado, que le ha otorgado fuerzas para tirar adelante con la vida.
“Pura vida” escribe él, y yo se lo agradezco.
Porque la vida es una droga que se inyecta directamente en la vena, porque la huída a la búsqueda de aire que respirar es un buen motivo para seguir (mal)viviendo, porque escribir sigue siendo el mejor de los exorcismos, y porque cuando necesite cargar las pilas, cuando ande lejos del optimismo, cuando ni siquiera sienta la necesidad de respirar, sé que podré acudir a este poemario,
que germinará la ilusión,
que me hará revivir.

Bacø


Tránsito:
Del Infierno al Paraíso:
ANIMALES PERDIDOS

No eran buenos tiempos.

Me acababa de separar de mi mujer
y había tenido que dejar mi casa en el campo
y alquilar un apartamento
en el extrarradio de la gran ciudad.
Escribía fumaba bebía
y de vez en cuando lloraba
al contemplar asomado a la ventana
la desolación del paisaje:
los bloques inhóspitos de hormigón en la niebla
el cansancio en los ojos de los transeúntes
y el tráfico ensordecedor de la gran avenida.

Por primera vez en 40 años
me encontraba solo en la tierra.

R, la vecina del 6º,
adoptaba animales perdidos.
Se había quedado viuda hacía 2 años
y recogía por la calle
perros vagabundos y enfermos.
Uno de ellos, N, carecía de extremidades
y estaba inmovilizado y ciego.
R le había construido
una especie de cuna acolchada
y le daba en ella de comer con los dedos.
Algunas noches N, agitado en sus sueños,
se caía de su lecho
e incapacitado para cualquier movimiento
aullaba desesperadamente
hasta que R se levantaba
y le volvía a colocar en la cesta.
Yo le escuchaba desde la soledad
de mi cuarto oscuro
y su aullido me desgarraba por dentro:
aquel sollozo infinito y lánguido y triste.
Tumbado en la cama,
incapaz de dormir,
fumaba un cigarro tras otro
y añoraba el norte perdido,
el calor y el rumbo perdido,
naufragando una y otra vez
en los mismos recuerdos.
No eran buenos tiempos:
nada me satisfacía llenaba
todo me estremecía
todo me hacía llorar.

Por primera vez en 40 años
me encontraba solo en la tierra.

Y me gustara o no,
tarde o temprano,
también solo debería reanudar el camino.



MUNDO EXTRAÑO

aquel día

lo recuerdo

me sentía
particularmente
roto

roto
por dentro
y por fuera

rota
la cabeza
el cuerpo
el alma
roto
el corazón

aquel día
lo recuerdo

tenía también
un tremendo
catarro

me lloraban
los ojos
la nariz
la frente
me ardía
pensaba
en la gripe a

era
un domingo
insufrible
de resaca
y desamor
en la tierra

otro
domingo
más

y tenía pendiente
aquella inexorable
comida anotada
en mi agenda

un compromiso
aquella comida
y me sentía morir
con aquel catarro
a cuestas
pero no podía
evitar ir

me armé de valor
me duché me vestí

llegué reventado
al lugar convenido
y entonces
la vi

(no la conocía
no me la esperaba)

de entre todas
aquellas caras

deslumbrante
y marciana
la vi

e inmediatamente
se esfumó mi tristeza
volvió
a correr
la sangre

a bombear
de nuevo
el corazón

y todo
desde
entonces
fue rodado

era
primavera

era
domingo

era
un mundo
extraño

y era
el comienzo
de una
bella amistad



BEATITUD
sol
y arena
y playa
al fin da terra

y noches estrelladas
al borde del mar

y pura vida
y libertad

para regresar
con las pilas recargadas
y el corazón pletórico

a la vida
cotidiana
y al mundo



JARDÍN INTERIOR

En una terraza
de unos 2 metros
cuadrados

frente
a la autovía

macetas con
tomates pimientos
cilantro maría
las plantas
de mi nuevo jardín.

Nada que ver
con el anterior

exuberante
y frondoso.
Pero todas
las mañanas
al despertarnos
lo regamos juntos.
Y está
dando frutos.


           Ilustración interior de Julia D. Velázquez




                             BAILE DEL SOL 
Título:
ANIMALES PERDIDOS
Autores:
ISBN-10(13):
978-84-15700-56-2
Referencia:
SO-152
Fecha de publicación:
2012
Número de páginas:
140
Idioma:
Español 
    
  
Precio:
12 €

3/1/13

Visita a los ancestros



Como cada año madrugo el 1 de enero para encontrarme con los ancestros.

Camino por la senda en busca de voces y señales que guíen mi destino.


La niebla del amanecer desaparece dejando húmedo y desabrigado el paisaje.

Junto al arroyo bravío escucho sabiduría en los ritos de los druidas. Más allá de las cascadas reina el silencio.


Me escoltan a uno y otro lado los jóvenes guerreros, alanceados pero en formación, dispuestos a no dejar ver el bosque.

La señal de la sangre se muestra en sus pechos.


Y las compañeras de siempre, pasivas, inmutables bajo la lluvia recién nacida.

Los ojos vacíos de alma, como tranquilos demonios de piedra.


En la trocha de bajada el paraguas de colores corona la Fuenfría.

Una flor se refleja en dos estanques a la vez. Mágico y esférico mundo capaz de ofrecer parpadeos de maravillas.


Llego al mirador dispuesto a arrojar temores al abismo.

Con la esperanza de que un rayo de sol me divida en dos partes idénticas, grito al mundo el nombre del que me atormenta.


Y los ancestros, maestros del tiempo, ancianos en experiencias, tienen a bien mostrarme la piedra sobre la que edificar mi credo. Las manos acarician humedad, la tierra huele a harina, el destino se esconde en la umbría de Dios.

Habrá que luchar.  De nuevo, amor, vivimos en la reconquista.


Bacø, 2013


2/1/13

Lecturas durante el año 2012

  • Relatos de humo (y hachís), de Pepe Pereza
  • Hola fondo sur, de Daniel Ortiz
  • Viajes al fondo del precipicio, de Manolo D. Abad
  • (R)La noche del oráculo, de Paul Auster
  • El ángel Esmeralda, de Don DeLillo
  • Todo cuanto amé, de Siri Hustvedt
  • Elegía para un americano, de Siri Hustvedt
  • El club de los optimistas incorregibles, de Jean-Michel Guenassia
  • El orígen del mundo, de Pierre Michon
  • La ciudad de plata, de Óscar Esquivias
  • Ribaud el hijo, de Pierre Michon
  • Todos los trenes mueren en línea recta, de Dolors Alberola
  • La carretera roja, de David de San Andrés
  • La oscuridad exterior, de Cormac McCarthy
  • Doble pareja, dee John Irving
  • El guardian del vergel, de Cormac McCarthy
  • Canciones de la gran deriva, de Vicente Muñoz Álvarez
  • Meridiano de sangre, de Cormac McCarthy
  • La cuarta mano, de John Irving
  • La última noche en Twisted River, de John Irving
  • mi Padre, el rey, de Gsús Bonilla
  • (R) Mujer en el baño, de Manuel Rivas
  • El lamento de Portnoy, de Philip Roth
  • Jugadores, de Don Delillo
  • Pastoral Americana, de Philip Roth
  • El arco iris de gravedad, de Thomas Pynchon
  • El hombre del salto, de Don DeLillo
  • No es país para viejos, de Cormac McCarthy
  • El tiempò del hombre muerto, de Alfonso Xen Rabanal
  • (R)Todos los hermosos caballos, de Cormac McCarthy
  • Gente que nunca existió, de Miguel Sanfeliu
  • Neorrabioso, de Batania
  • El día de mañana, de Ignacio Martínez de Pisón
  • Muere sonriendo, de Daniel Orviz
  • Madrugada, de César Álvarez
  • Nadar en agua helada, de Recaredo Veredas
  • Trilobites, de Breece D´j Pancake
  • Música para torpes, de Luis Miguel Rabanal
  • El loquero, el gato chiflado y la niña de los pies grandes, de Tesa Medina y Silvia Teresa Flota
  • (R) La carretera, de Cormac McCarthy
  • (2) La niña del pelo raro, de David Foster Wallace
  • Las derrotas, de José Naveiras
  • Opio en las nubes, de Rafael Chaparro Madiedo
  • Trilogía de calle y beso, de Kike Suárez (Babas)
  • Palabras menores, de Juan Ramón Santos
  • Relatos 3 de Tres rosas amarillas, VV.AA
  • Bailando nos charcos / Bailando en los charcos, de Daniel Piñón Peón «Targus»
  • Nada somos, de Francisco Cenamor
  • Esto no rima (Antología de poesía indignada), VV.AA.
  • Perrera, de Daniel Ruiz
  • Te escribiré una novela, de José Ángel Barrueco
  • Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving
  • Historias de este mundo, de Matías Escalera
  • Balances Parciales, de Felipe Zapico
  • Viaje a Londres, de Vitalie Rimbaud
  • Majareta, de John Waters
  • El sueño del celta, de Mario Vargas Llosa
  • Noche de relatos, VV.AA.(Premios NH)
  • Consumidor final, de Pedro Mairal
  • No hay tiempo para libros, de David González
  • Stoner, de John Williams
  • Biblioteca Nacional, de Mario Crespo
  • Cuaderno de notas, de Anton Chéjov
  • Lulu, de Mircea Cărtărescu
  • Tierra de bárbaros, de Norberto Luis Romero
  • Un hombre desnudo con un kalashnicov, de Indio Zammit
  • Me quema el sabor de tus ojos (novela), de Dani Sancet


  • Más un puñado de proyectos literarios, cada vez más numeroso, de amigos que ya han sido o están siendo o van a ser editados.

    Gracias a todos por permitirme la evasión.